Es cada vez mayor la presión internacional contra Maduro

Como en la cena de Baltasar, el rey de Babilonia, la mano escribe sobre el muro las palabras MENE, TEQUEL, UPARSIN (“Ha contado Dios tu reino y le ha puesto fin... Has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso... Ha sido roto tu reino y dado a los medos y persas”).

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2019-01-17 9:17:51

El desenlace, un estrepitoso derrumbe se aproxima para la narcodictadura venezolana, que al menor error, provocación o crimen va a despanchurrarse como en su momento el “glorioso bloque socialista de naciones”, con la consiguiente fuga de represores buscando dónde esconderse, lo que a Maduro ciertamente no le será posible, fuera del asilo que le brinden los cubanos.

El último episodio fue la captura del presidente del Congreso venezolano, Juan Guaidó, técnicamente el Presidente Constitucional de Venezuela, a quien retuvieron por un par de horas pero que soltaron casi de inmediato, pues no podían darse el lujo de cometer un magnicidio que le habría costado a Maduro un castigo que no prescribe en las leyes penales internacionales.

Como en la cena de Baltasar, el rey de Babilonia, la mano escribe sobre el muro las palabras MENE, TEQUEL, UPARSIN (“Ha contado Dios tu reino y le ha puesto fin… Has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso… Ha sido roto tu reino y dado a los medos y persas”) que el profeta Daniel el hebreo interpretó como anunciando la caída del reino, que al día siguiente fue invadido por una coalición de medos y persas que se mantuvieron en el poder hasta que Alejandro derrotó a Darío III en la batalla de Isus, un río que serpentea por la Anatolia.

Y la misma suerte está para correr el sátrapa de Nicaragua, cuyos atropellos y desmanes están llegando a lo grotesco, desde allanar las oficinas de noticieros hasta atacar mujeres y niños, la manera de aterrorizar que tampoco puede mantenerse sin llegar a su predecible final.

Maduro, por su parte, le dijo a las tropas que “él ya fue al futuro y vio que todo le saldrá bien”, ante lo cual todos debieron de sufrir ataques de hilaridad, pero se mantuvieron serios para no exponer sus vidas.

La crisis económica, humanitaria, social de Venezuela, que contrasta con las enormes fortunas de las hijas de Chávez y de su familia, como los pomposos viajes de Maduro y sus secuaces al exterior, entre ellos el del “capo di tutti capi” (de acuerdo con el ABC de Madrid), Diosdado Cabello, han forzado a 13 naciones del Grupo de Lima a reaccionar con vigor, pues esa manzana podrida ya está causando graves daños a sus vecinos, no solo por la invasión de venezolanos que huyen del desastre, sino, como hemos ya dicho, por las enfermedades que la falta de vacunas y medicinas ha desencadenado, incluyendo el sarampión y hasta la polio.

La vergüenza de apoyar
a un régimen represivo

En tal contexto, el respaldo del gobierno efemelenista a ambos dictadores, Maduro y Ortega, es una vergüenza para El Salvador, más cuando sus embajadores vetan censuras en foros internacionales y sostienen que la solución del desastre solo se alcanzará “con la participación de todos los involucrados”, la misma historia del “diálogo” pese a que nunca un dictador deja el poder “dialogando”, concertando con la oposición, a través de referendos… los mesiánicos solo escuchan sus voces, sus desvaríos.

El exilio de los hebreos en Babilonia inspiró unos poéticos y muy emotivos salmos, los que a su vez inspiraron el pasaje de la ópera Nabuco de Giuseppe Verdi (“Va, pensiero, sull’ali dorate”, “va el pensamiento sobre alas doradas…”) y que se ha convertido en un himno italiano a su patria, la bella y hermosa península donde han florecido dos momentos de extraordinario esplendor histórico, el de Roma y el del Renacimiento.

Un esquema que violente el orden natural de las cosas, que se imponga causando sufrimiento, muerte y desastres, debe ser rechazado por los hombres de bien, pues violenta la ley de Dios, es una afrenta a todo ser humano que se diferencie de las bestias.