En la era de los avances en ciencia y tecnología, la democracia peligra

Se está cayendo en una trolecracia que no vacila en perseguir a quienes le critican con todos los medios a su alcance, como los Duvalier de Haití con los tonton-macutes, que apaleaban y asesinaban a opositores.

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Don Pedro Rivera modernizó su estilo musical y lanzó su reguetón ranchero con el que causó revuelo en redes sociales. Foto captura de video

Por El Diario de Hoy

2019-12-31 6:00:34

A su epílogo cada año se juzga mejor o peor que los precedentes “de acuerdo con el cristal con que se mira”, pero el que finaliza y pese a muchos avances en ciencia y tecnología, aunado a descubrimientos muy importantes, no puede menos que descorazonar.

El repentino abandono de sus aliados por una decisión de Trump, que además se felicita por ello, ha precipitado graves desquiciamientos en el Medio Oriente, en Hispanoamérica, en el comercio mundial.

Que se “deje colgada de la brocha” a la oposición venezolana, que es prácticamente la totalidad de los pobladores, ha sido el detonante de las agresiones que la narcodictadura ha emprendido contra gobiernos democráticos, primero Ecuador, luego Chile —donde los destrozos han sido materiales, institucionales y morales — y ahora Colombia, agresiones que empoderan a la narcoguerrilla y el narcotráfico.

Se sabe que en Venezuela hay presencia de cubanos, rusos, chinos, de los movimientos terroristas mundiales, se desembarcan grandes cantidades de contenedores con lo que a las claras son equipos bélicos, pero la primera potencia militar del mundo, como la calificó Trump en su sorpresivo viaje a Afganistán, está dejando que otros se metan en su trastienda.

Las grandes migraciones humanas, como la de los millones de venezolanos que escapan día a día de las condiciones infrahumanas que privan en su país, generan otras.

Ninguna nación puede escapar de los vendavales que agitan a sus vecinos, como se demostró al apoyar a guerrillas comunistas que operaron en Centroamérica a partir de los Años Sesenta: el narcotráfico, los que buscan refugio, pandilleros, xenofobia y divisionismo social son las consecuencias de lo que se sembró entonces.

Nuestro El Salvador sufre las malignas consecuencias de los años de predicar odio, lo que esta detrás de la parcialidad con que se aplica la justicia: se persigue a unos implacablemente, pero no se toca a otros cuyos delitos son mucho más graves, como la corrupción y saqueo de cientos de millones de dólares del Estado en la década de gobiernos efemelenistas, a lo cual se agrega el saqueo de cinco mil millones de dólares de los fondos de pensiones de los trabajadores salvadoreños y hasta los dineros de ANDA, por cual la entidad no puede más que estar remendando equipos y sistemas mientras las comunidades más pobres sufren por la falta de agua.

El que ordenaba la ejecución de centenares de jóvenes reclutados para ser “combatientes”, que además fraguó el asesinato de muchos destacados ciudadanos, anda muy libre, el aliado de los narcoterroristas venezolanos y de los déspotas de Cuba.

Los despotismos y las trolecracias acechan a los pueblos

No es lo único. Se está cayendo en una trolecracia que no vacila en perseguir a quienes le critican con todos los medios a su alcance, como los Duvalier de Haití con los tonton macoutes, que apaleaban y asesinaban a opositores a la dictadura.

Ponerse a salvo de las convulsiones que agitan al mundo es una cuestión vital para todos los pueblos, aunque en ninguna región llegan a las mortandades del Medio Oriente y eso a pesar de que los tres países del norte centroamericano, al lado de Venezuela, fueron clasificados como los más violentos del mundo.

Recomponer la aplicación de la justicia y el orden racional y moral es la tarea de la gente de bien.