En el Día de la Oración honramos al Creador con nuestro trabajo

“A Dios rogando y rogando y con el mazo dando y dando”. Gracias, Señor, podemos decir, por darme este pedazo de tierra donde sembrar o por permitirme ser contable en esta compañía o por ser enfermero y ayudar a otros a sanar o por estar al frente de un negocio.

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2018-11-22 9:48:03

Hoy que se celebra el Día Nacional de la Oración es propicio reflexionar sobre lo que nos enseña la sabiduría popular de que “a Dios rogando y rogando y con el mazo dando”.

Estos tiempos debemos siempre agradecer por tener a nuestras familias, salud y trabajo, cumpliendo con el mandato del Señor: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, sin causar perjuicios a otros, sin robar, mentir ni menos agredir, exceptuados los casos de defensa propia.

Es maravilloso y aleccionador ver cómo cada mañana, en las sociedades libres y sin que nadie lo “planifique” desde un centro de control, acuden a mercados, plazas, aceras, estaciones de autobús, innumerables personas a ofrecer fruta, verduras, vituallas diversas, ropa, adornos, imágenes religiosas… y al atardecer se llevan todo eso o lo aseguran con carpas, cajones, en los mimos carritos donde dispensan su oferta. Y al mismo tiempo oficinistas, obreros, profesionales se mueven a pie, en vehículos de transporte, sus propios automóviles a sus lugares de trabajo…
Y es gracias a todos ellos que comemos, nos vestimos, nos guarecemos…

O como lo dijo hace más de dos siglos y medio Adam Smith, el padre de la Revolución Industrial, “no es por altruismo del panadero, del cervecero o del carnicero” que tenemos carne, bebidas y pan en nuestra mesa, sino para servir sus propios intereses, esa mano invisible que provee a la humanidad en una u otra medida.

Las cosas cambian y se arruinan cuando mesiánicos se creen ungidos por Dios para ordenar la vida de todos, decirles lo que tienen que comer, en qué deben trabajar y dónde, cómo y en qué condiciones vivir, además de asignarse el privilegio de recoger los frutos del trabajo ajeno para disfrutarlos en sus dorados ghettos, como las zonas de los privilegiados en Cuba. Y como dijo el cardenal Rodríguez Maradiaga, un hombre muy sabio, el comunismo es un capitalismo de pocos ladrones.

Los mesiánicos llegan al extremo de querer usurpar la imagen de Dios y matar en forma espantosa a quienes no obedecen las reglas de la pandilla, como “les daba y daba” Mayo Sibrián, el sicópata que en su locura asesinó a mil guerrilleros en San Vicente por considerarlos “contrarrevolucionarios”.

Hay que recordar a todos los
seres que sufren en la desgracia

“A Dios rogando y rogando y con el mazo dando y dando”. Gracias, Señor, podemos decir, por darme este pedazo de tierra donde sembrar o por permitirme ser contable en esta compañía o por ser enfermero y ayudar a otros a sanar o por estar al frente de un negocio que me permite servir y en el proceso, ganarme el pan…

De eso, realmente, se trata del Día Nacional de la Oración; no de orar por orar como místicos con la vista perdida en el infinito, sino para agradecer, pues casi todos en una u otra manera debemos mucho que agradecer… Y por lo mismo hay que recordar a nuestros hermanos en la desgracia, los que son víctimas de violencia y pasiones desenfrenadas, de la violencia de enloquecidos por el odio, los celos, la imbecilidad, como la pobre señora acuchillada cuando sostenía a su bebé o el vigilante asesinado por robarle el arma.

“A Dios rogando y rogando y con el mazo dando y dando”: es la forma de seguir siendo libres, de protegernos del imbecilismo y los odios, de ayudar al Señor en su voluntad.