Es un hecho notorio la afluencia significativa de los salvadoreños a las urnas en la jornada cívica de ayer pese al COVID-19, como también fueron notorias todas las maniobras del régimen para pedir el voto de forma sugerente o casi descarada, con Bukele llamando por televisión a “jalar todos para el mismo lado” o “ir a votar para rematar” a sus opositores.
Aunque hasta el cierre de esta nota no había certeza de resultados o tendencias y contrario a la indiferencia mostrada en la pasada elección, fue clara ahora la preocupación de la gente por el rumbo que lleva el país y los abusos de poder, por lo cual el régimen intensificó desde el viernes sus meneos para asegurarse la victoria “cueste lo que cueste”.
Sólo así se explican todas las denuncias de que desesperadamente a última hora y durante el silencio electoral —cuando la ley lo prohíbe— repartió paquetes de alimentos, computadoras y otras regalías para comprar la voluntad de los salvadoreños. Todavía ayer por la tarde Bukele, usando el poder del Estado, salió por televisión para despotricar contra la oposición, emulando a Funes, el enjuiciado por el saqueo de $351 millones de los salvadoreños.
El gran problema para el régimen y sus secuaces es que no ha podido subordinar y manejar a su antojo a todas las instituciones, por lo cual si los números no le cuadran ha estado listo a gritar “fraude” como el pastorcillo mentiroso del cuento, aunque desde el Norte ya le dijeron que no es correcto que obre así.
Algunos funcionarios han generado pequeños conatos de desórdenes que no desmotivaron la voluntad de los electores de acudir a las urnas. Se dieron toda clase de abusos de parte de los seguidores de Bukele para estorbar la votación, siendo uno de los peores el incidente provocado por Osiris Luna en Ahuachapán, donde irrumpió en un centro de votación y llegó a “dar órdenes” pero fue rechazado por los votantes presentes, como se registra en un video reproducido por este Diario.
Todo esto muestra que en sus adentros están pensando que “no podemos perder esta elección” pues de ser así sus sueños de saquear “hasta que San Juan baje el dedo”, hasta que Satanás lo lleve a los infiernos, quedan truncados.
Para que “el mundo mundial” contemplara el gran apoyo de las masas a su persona se informa que el clepto-régimen pagó, con fondos públicos —pues es impensable que fueran sacados de su botín— la visita al país con una estancia de cinco días de diputados costarricenses, como de seguro lo ha hecho con otras delegaciones centroamericanas y de Dios sabe de qué otros lugares.
Los invitados, a menos que sean ciegos, se habrán dado cuenta de que una cosa es la leyenda que se trata de imponer y otra la realidad.
La democracia lo que protege de abusos a una república contra mesiánicos
En ningún país centroamericano, con excepción de Honduras, cuyo “presidente” es un individuo denunciado en cortes de Nueva York por fuertes vínculos con el narcotráfico, se ha dado un intento tan burdo como en El Salvador de cambiar la Constitución para que el aspirante a dictador pueda reelegirse indefinidamente y, en el proceso, saquear hasta el fin de los tiempos a este país muy empobrecido a causa de los corruptos.
Vale anotar aquí un hecho de mucha importancia: hasta la llegada de Antonio Saca a la presidencia nuestro país había alcanzado la condición de pertenecer al Segundo Mundo, un modesto segundo pero igual al status que entonces tenían ciertas regiones de Europa como Grecia y Albania.
Seguir ascendiendo no estaba en la esfera de lo imposible, pues de hecho muchas zonas urbanas como el Gran San Salvador, Santa Ana, San Miguel y al día de hoy pese a los abusos “del mismo de siempre” —del que viene saqueando desde que fungió en la Alcaldía de Nuevo Cuscatlán— no son Tercer ni Cuarto Mundos…
Pero con “el mismo de siempre” todas las desgracias son posibles…