Enloquecidos partidarios de Trump se toman el Congreso

El mundo ha visto estupefacto cómo individuos armados acarreando rótulos de “no robar la elección” rompen ventanas y puertas, agreden a guardias —muchos de los cuales resultaron heridos—, invaden oficinas incluida la de Nancy Pelosi, destruyen, empuercan...

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Miles de manifestantes llegaron al Congreso y forzaron a los legisladores a declarar un receso cuando comenzaban el proceso de confirmar a Joe Biden como el próximo presidente de Estados Unidos. Foto/ AFP

Por El Diario de Hoy

2021-01-06 8:13:46

El año inicia con una violenta chusma de partidarios de Donald Trump invadiendo el Congreso de Estados Unidos para impedir la certificación de Joe Biden como presidente electo, suceso que en la larga historia de la nación, de su asentada democracia, jamás ocurrió, un horror que sacude a todos los hombres y mujeres libres sobre la Tierra.
El mundo ha visto estupefacto cómo individuos armados acarreando rótulos de “no robar la elección” rompen ventanas y puertas, agreden a guardias —muchos de los cuales resultaron heridos—, invaden oficinas incluida la de Nancy Pelosi, destruyen, empuercan…
No fue hasta muy tarde que Trump pidió a sus seguidores desistir, pero no antes de que su hija Ivanka llamara “patriotas” a los energúmenos y Erik Trump amenazara a quienes no apoyaran la pretensión de revertir resultados de Trump, un demagogo que mide los sucesos de acuerdo a si le favorecen o contrarían.
Trump es un individuo acostumbrado a valerse de los menores resquicios en las leyes para avanzar en sus objetivos y, “creyéndose la pierna de Júpiter”, se ha venido abriendo paso en el escenario mundial sin importarle los perjuicios que cause con tal de adelantar sus intereses. Así consiguió distanciar a los tradicionales aliados de Estados Unidos, generó una innecesaria confrontación con China, insulta habitualmente y hace de la mentira un arma política.
En una ocasión, unos comentaristas televisivos contaron casi un centenar de “inexactitudes” presidenciales, aseveraciones que no costaba rebatir.
Abrumado por su derrota frente a Biden —derrota que él mismo se labró con sus excesos, su petulancia y su absoluto desdén a todo lo que no se le ocurría, ya sea en su imaginación o en realidades del momento— dispuso que había perdido a causa de un fraude masivo en su contra, de muertos que votaban, de sistemas de conteo manipulados, de grupos confabulados que por la noche entraban en los recintos a alterar cifras, falsificar actas, destruir papeletas a su favor.

A lo largo de su presidencia Trump ha causado daños a la democracia

Todo el tiempo Trump, con muchas decisiones incluyendo propiciar una reducción de impuestos que favorecía a la gente de “Middle America”, de los Estados centrales, grupos humanos que tienden a creer que son en alguna medida marginados, fue creando una enorme base de apoyo que se volcó a su favor en las elecciones.
Pero igualmente otros sectores, entre ellos los hispanos, los inmigrantes, grupos raciales al igual que las comunidades que se sentían amenazadas por los “white supremacists”, los militantes de lo que más de alguno llama “blanquistas”, se sentían amenazados.
Lo que fue el más grave error cometido por Trump —un error que para muchos le hizo caer en actos delictivos, cínicos— fue la llamada de una hora de duración que hizo al Secretario de Estado de Georgia, un republicano pro-Trump que, sin embargo, rechazó tajantemente la propuesta de Trump: alterar los resultados de la elecciones, “ver cómo hallaba 11,780 votos” a su favor para que fuera él, Trump, el victorioso en Georgia, no Biden.
Lo mismo, por su lado, se denunció que pretendieron hacer unos republicanos de Texas encabezados por Ted Cruz, pretensión que fue de inmediato rechazada.
Trump no descansa en su furia, lo que puede dejar amargas consecuencias para la democracia estadounidense.
El vicepresidente Pence asumió una postura acorde con la ley: su lealtad es para la Constitución, no para Trump…