Al perdonar al grupo de delincuentes que asaltaron el Capitolio para impedir la pacífica transferencia del poder en 2021, Trump literalmente se confiesa como el instigador del brutal atentado, que costó la vida de varias personas principalmente policías, causó graves daños y ha dejado una indeleble cicatriz en la democracia de Estados Unidos y su imagen frente al mundo.Cuando un individuo aboga a favor de criminales, de una banda de asaltantes o traficantes de droga, literalmente se identifica con ellos, se confiesa como parte del grupo, similar a lo que ha hecho Trump al perdonar, en uno de sus primeros actos al asumir la presidencia, al grupo de "proud boys" (los "muchachos" orgullosos), como puede suceder a quien paga una multa para sacar de la cárcel a un detenido, a menos que se trate de un pariente muy cercano.
¡Qué contradictorio! Perdona a convictos de delitos contra la república y lanza una cacería contra millones de millones de inmigrantes que están trabajando cada día por el engrandecimiento del país y por sus familias dentro y fuera de los Estados Unidos. Está bien que proceda contra los malhechores, pero que no involucre a los inmigrantes laboriosos y honrados.
El motivo del asalto al Capitolio fue muy claro: impedir que se declarara el triunfo de Joe Biden como presidente en aquel momento, lo que se suma a las llamadas a autoridades de Georgia y otros estados para intentar revertir los resultados, conversaciones que son públicas, a lo que se suma otro hecho: desde ese momento hasta ahora Trump ha venido sosteniendo que había ganado las elecciones, que la presidencia le fue robada.
Una de las figuras públicas más activas en propalar la versión de Trump y lo que ha arruinado su carrera, es el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, que prácticamente ha perdido todos sus bienes y además su licencia como abogado en Nueva York por sus meneos en tal sentido.
Originalmente el iluso de Giuliani pensaba cobrar a Trump veinticinco mil dólares diarios por defenderlo, chocando luego con una amarga realidad: en ningún momento Trump ha contribuido un centavo para sacar a Giuliani del agujero en que está sumido, pues de sus previos bienes solo ha logrado conservar un condominio en Florida y una colección de "tarjetas" deportivas. "Mal paga el diablo a quien bien le sirve..."
Cuando Giuliani fue alcalde su política de "no perdonar ningún acto que fuera contra la ley" le acarreó mucho prestigio e inclusive vino a nuestro país a exponer sus ideas y estrategias...
El colmo: nombra secretario de Salud a un individuo que niega las vacunas
Trump literalmente está "desbocado", tomando decisiones sin analizarlas con grupos de personas informadas en una especie de sofoco, sentir que quiere dar un nuevo rumbo al mundo y a Estados Unidos.
Entre tales disparatadas medidas está cancelar la membresía de Estados Unidos en la Organización Mundial de la Salud, como si el resto de países y entidades que participan no tienen nada valioso que aportar, más después del nombramiento (que no ha sido ratificado por el Congreso) de Robert F. Kennedy como ministro de salud, un individuo que niega el efecto de las vacunas y que inclusive pretende que la vacuna contra la polio, que tantas vidas ha salvado, sea eliminada en el país.
Nosotros tuvimos un muy estimado amigo, ya fallecido, que sufría las consecuencias del mal, lo que le obligaba a usar aparatos para caminar.
Por algo se dice que decisiones "tomadas a la diabla", intempestivamente, acarrean serias consecuencias tanto a nivel personal como colectivo. No vacunar contra la tos ferina, la tuberculosis, el sarampión, la neumonía pone en serio peligro a personas y colectivos...