Además de coartar la libre expresión, buscan caer encima de remesas y ayudas

“Todos los procesos de degradación democrática muestran que los gobiernos, usando eufemismos, comienzan por eliminar la independencia judicial y la libertad de expresión, acaban con las protestas y con la equidad electoral. Receta infalible del fracaso de cualquier país” (Catalina Botero, abogada constitucionalista colombiana).

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El Bitcoin se adoptó como moneda de curso legal en El Salvador desde septiembre de 2021. Foto: EDH / Archivo

Por El Diario de Hoy

2021-11-15 6:54:11

Con el escopetazo de la Ley de Agentes Extranjeros el régimen se propone, de acuerdo con observadores, penalizar a críticos, coartar aún más la libertad de expresión y, parece obvio, caer encima de las remesas y de los fondos que reciben las organizaciones no gubernamentales, ONG, de la misma manera como despilfarra a raudales los dineros de los ciudadanos sin rendir cuentas a nadie.

En Estados Unidos una ley obliga a personas que actúan como agentes de un gobierno foráneo a registrarse cuando realizan cabildeos a su favor, pero eso no limita ni coarta lo que puedan organizaciones o personas hacer para difundir conocimientos, el lenguaje o la cultura de un pueblo, como el caso de grupos que buscan aglutinar gente interesada en promover interés por la historia de los escitas o la diversidad lingüística del Cáucaso.

Y en todo caso es impensable que el gobierno francés o las naciones de Asia que patrocinen esas actividades estén forzados a pagar casi la mitad de los recursos a gobiernos estatales o al Estado federal fuera de cargas normales.

Pero el régimen está pensando que tales dineros tengan que destinar una parte al botín, lo que afecta seriamente el funcionamiento de ONG culturales, que promuevan la conservación de recursos hídricos, que protejan las tortugas o asistan a niños o adolescentes con problemas.

Que una persona que exprese opiniones adversas al régimen, que hable mal de los cuatro hermanos, que “insulte” a las autoridades por andar abofeteando periodistas o afecte a un vecindario tenga que pagar el CUARENTA por ciento de lo que recibe de sus familiares en el exterior, sin que el resto del tiempo, por siglos y siglos la pena sea levantada, denota una perfidia sin límites.

Esa imposición se presta a chantajes, corrupción, desorden sin límite.

Si una comunidad protesta por el agua chuca que recibe y cierre una carretera puede llevar a que de las remesas que se reciben en ella tengan que destinar el cuarenta por ciento al botín.

Un alcalde del oficialismo puede arreglárselas para que todos los contrarios en el lugar sean condenados al pago por revoltosos, o extorsionar gente para no ponerlos en la lista...

Cada día que pasa el país se hunde más en el lodazal del despotismo

Lo más grave es que publicaciones que son apoyadas desde el exterior y que no esconden el hecho, tengan que pagar ese cuarenta por ciento, lo que constituye una grave limitación a la libertad esencial, la libertad que tutela todas las libertades, la de expresión, el blanco principal de lo que viene meneando el régimen desde que asumió la presidencia.

Las agresiones a periodistas, amenazas a personas que oponen medidas o las incontables ocurrencias, el “escarnio” que prodigan a políticas, abogadas y escritoras, todo ello muestra lo que está padeciendo el país y el desmantelamiento de la democracia y de normas básicas de connivencia, a lo que se suma el mandar a apresar ( sin seguir procedimientos elementales ) a personas que no han cometido ninguna falta, fuera de presunciones sin base, presunciones que son parte esencial de los circos políticos que se montan.

Como señalamos, la Ley de Agentes Extranjeros es una mordaza además de amenaza grave a quienes participan en el debate nacional, pues a la par de perseguir la expresión busca embolsarse dineros que sostienen diversas causas. Que una entidad como pudiera ser la Alianza a Favor de la cultura sajona sea perseguida y desvalijada por “representar intereses foráneos”, aunque con objetivo de educar y aportar a la cultura, muestra la clase de motivaciones que mueven al despotismo que se ha enquistado en el país.