El país sufre los atropellos y arbitrariedades propios de las dictaduras

Los abusos son innumerables, como ocurrió en la cuarentena, a los que se deben agregar los cierres arbitrarios de negocios, interferir en procesos judiciales y, por encima de todo, difamar, descalificar, insultar...

descripción de la imagen
Andreu Bassols enfatizó la importancia de valorar el tema de la libertad de prensa para una verdadera democracia en el país, considerándola como "piedra angular" de libertad e información. Foto EDH / Francisco Rubio / Archivo

Por El Diario de Hoy

2020-11-22 8:21:07

Por una denuncia del partido oficial y en un procedimiento sin el aval de la Fiscalía y cuestionado por la Procuraduría de Derechos Humanos, la Policía apresó al secretario de la Junta Electoral Departamental (JED) de Usulután, Carlos Alfonso Alfaro Guerrero.
Abogados constitucionalistas no dudaron en señalar que la policía no actuó como garante de los derechos de los salvadoreños y auxiliar de la justicia, sino como “policía política” del régimen, sobre todo porque antes de proceder no informó a la Fiscalía para que ésta determinara si se cometió un delito y si procedía la detención.
Tras las denuncias de la arbitrariedad y de que el caso no estaba bien fundamentado jurídicamente, el funcionario fue puesto en libertad por un tribunal y con el aval de la Fiscalía.
Tal clase de abusos se ha vuelto usual; es suficiente que un “señor” ministro o cualquier domesticado por sí y ante sí ordene una detención para que, sin seguir ningún trámite legal, intervengan los policías, se capture a personas sin antes cumplir con los ordenamientos legales, se salten procesos o se proceda penalmente mientras los casos no han concluido la fase administrativa.
El ministro de Trabajo viene pidiendo desde hace meses que capturen al alcalde Muyshondt sin que se haya concluido un debido proceso, “sólo porque él lo dice”.
Los abusos en tal sentido son innumerables, como las capturas ilegales en la cuarentena, a los que se deben agregar los cierres arbitrarios de negocios, interferir en procesos judiciales y, por encima de todo, difamar, descalificar, insultar…
El último desmán del régimen fue contratar por casi un millón de dólares a una empresa fundada hace dos semanas para dar lustre a su destartalada imagen, para que el presidente entrante Biden le perdone, o califique como “pecata minuta” su autoritarismo, sus pretensiones de consolidar una dictadura dedicada al saqueo de la Nación.
Pero como le dijo la embajadora Aponte, no es lo que a puro dinero va a menear en Washington lo decisivo, sino lo que el desgobierno viene perpetrando en El Salvador.
Entre otras cosas, la Fiscalía ha encontrado manejos dolosos de recursos en Hacienda, Agricultura y Salud, como tan pintorescamente lo dice Paolo, columnista de El Diario de Hoy: grandes “hueveyos”. A través de artimañas, los mañosos se han embolsado ingentes sumas.
Queda por establecer si el botín producto de los “hueveyos” se lo quedan los “señores” titulares o si lo comparten con el cleptodesgobernante.
Muchos de los ejércitos de la antigüedad pagaban a sus soldados con el pillaje que tenía lugar cuando una ciudad caía en su poder, lo que para horror que queda en la memoria de esos pueblos, incluía la violación de mujeres y acarrear con ellas y niños para venderlos como esclavos.
El saqueo de Roma por Alarico, un saqueo histórico (410 D.C.), perdura como símbolo no únicamente de lo sucedido en ese negro episodio, sino en recuerdo de tantos horrores que se sufrieron durante milenios, siendo el último el desmembramiento de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, ordenado por Truman, Stalin y Churchill.

El hombre, lobo del hombre, la fiera que devora carne humana

Durante el Medioevo, se conoce por las crónicas de ese tiempo, nadie estaba seguro de su vida; la muerte era la horrenda presencia, la materialización de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: la peste, la guerra, el hambre y la muerte.
El tenebroso jinete de nuestros tiempos, además de la ofensiva virológica contra el mundo, son las dictaduras, implacables dictaduras.
El dictador Lukashenko, de Bielorrusia, ordenó el apresamiento de cuatrocientos manifestantes en las protestas que se vienen dando desde que falsificó los resultados adversos de una elección, personas que reviven el espectro de los campos de concentración de nazis y soviéticos, los campos de la muerte que Alexander Solzhenitsyn magistralmente describe en su obra “Un día en la vida de Iván Denisovich” pero que palidecen en comparación por los montados por los nazis.
Homo hominis lupus, el hombre es el lobo del hombre —dice un adagio latino—, fieras que se nutren de carne humana.