El régimen usa a la Policía para obstaculizar la lucha contra la corrupción

La misma Fiscalía denunció y todos los salvadoreños vieron por televisión que un grupo de policías enviado al ministerio de Salud obstaculizó la investigación de fiscales contra la corrupción, pese a que la ley les obliga a colaborar con el Ministerio Público

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El ministro de Gobernación, Mario Durán, derecretó alerta amarilla en El Salvador ante el huracán Iota. Foto: NHC

Por El Diario de Hoy

2020-11-16 6:00:02

“Quien nada debe, nada teme”, pero cuando se tienen las manos emporcadas, los meneos para escapar de inspecciones pueden llegar hasta amenazas, hostigamientos y casi violencia, aunque sean mujeres profesionales las que realizan una diligencia.

La misma Fiscalía denunció —y los salvadoreños lo vieron por televisión— que un grupo de policías enviado al ministerio de Salud obstaculizó la investigación del equipo fiscales contra la corrupción, pese a que la ley obliga a la Policía a colaborar con el Ministerio Público en las diligencias, no a proteger “a los ministros”, el grupo de exvendedores de motocicletas y compinches del desgobernante. ¿Qué les preocupa que se descubra? ¿Por qué esa medida desesperada?

Todo funcionario, al asumir un cargo, jura cumplir con la misma Constitución y la ley que les ordenan colaborar con la Fiscalía y cualquier autoridad que investiga delitos de la naturaleza que sea, no digamos cuando se trate de delitos contra la vida o en el combate de la corrupción.

Se jura cumplir con la ley, que no hace excepciones en cuanto a compras durante una pandemia: las disposiciones de la ley LACAP son obligatorias, una ley que el desgobernante ha venido viendo cómo se salta o neutraliza, pues nada le enoja más que dar cuenta de cómo gasta los fondos públicos, del dinero de los salvadoreños, que él quiere manipular como propios.

La gente pensante y decente en este suelo bien sabe, como se dice en el drama Hamlet de Shakespeare, que “hay algo de podrido en Dinamarca”, nuestra Dinamarca que trata de proteger.

Las señales de manejos turbios, de compras a sobreprecio a parentelas y amigatelas, de tratos con pestíferos mercaderes del exterior, de ir permanentemente tras “comisiones” bajo la mesa, es lo de todos los días, la maña que no se les quita.

El asalto a la Asamblea del 9F evidentemente fue motivado por lo mismo: una compra de chatarra a precios artificialmente inflados…

No cuesta imaginar cómo se han venido efectuando las compras de medicamentos e insumos hospitalarios, incluyendo de remedios nada o muy poco efectivos: para la salud de la gente, de los salvadoreños y de quienes han arraigado entre nosotros, no se busca lo más efectivo, sino lo más barato que se cotiza como lo más caro, lo que le ha costado la vida a tanto personal que se sacrifica en la primera trinchera contra la pandemia y ni seguros les querían dar a sus familias.

Eso no solo ocurre en el campo de la salud: las fallas estructurales en el acceso al puente “Chichilco”, a los pocos meses de estrenarlo, muestra las consecuencias de contratar a los menos capacitados aunque luego, seguramente, se facturó a altos precios.

El cleptodesgobierno se empeña cada día en burlarse de la ley

La cofradía de los hermanos y sus compinches no está donde está para servir a la Nación, sino para servirse de la Nación, con la cuchara más grande posible, aunque esto sea resultado del respaldo de decenas de miles de incautos, como fue con Chávez, lo que ahora tiene a los pobres venezolanos buscando comida en basureros.

Cuando un régimen se empeña día a día en hacer mofa de la ley, en burlarse de los otros dos poderes del Estado, en ordenar a sus funcionarios insultar y desobedecer, nadie debe extrañarse de las consecuencias: espantosos endeudamientos, pobreza y miseria para gran parte de la población, socavamiento de la institucionalidad.

Y siempre quedan las grandes interrogantes: la primera, ¿dónde está el dinero?, lo que para muchísimos tiene una respuesta: en varios bolsillos.

¿Cuánto pagaron por comprar la Lotería y qué pasó con esos fondos? ¿En qué se usaron los treinta y tantos millones sustraídos del ISSS?