"En todo el mundo la democracia está bajo ataque”, dijo en medio de un concierto en Varsovia el músico inglés Sting, que pidió a un popular actor polaco presente que subiera al escenario para traducir su mensaje.
“La alternativa a la democracia es una prisión, una prisión de la mente, del alma. La alternativa a la democracia es violencia, opresión, cárcel y silencio”, expresó Sting gesticulando como si fuera a cortarse la garganta.
Sting, de setenta años, pronunció su mensaje en una nación que tiene común frontera con Ucrania, donde decenas de miles han sido asesinados, lo cual obligó a millones de ucranianos a buscar refugio en Polonia.
“La agresión a Ucrania es un absurdo basado en una mentira, de que es un reducto del nazismo cuando su presidente es judío”…
“La democracia es un tanto revuelta, difícil de mantener”, finalizó, “pero es algo para lo cual vale la pena luchar, debemos defender”.
Sting concluyó su concierto con su canción Frágil, cuyo mensaje es “nada bueno trae la violencia y nada bueno puede traer…”.
La democracia está bajo ataque: lo vemos todo el tiempo, en la censura y la imposición de penas a ciudadanos rusos por el criminal de guerra y envenenador Putin; se manifiesta en las amenazas de una dictadura absolutista a una nación libre, Taiwan; se contempla en sus más crudas manifestaciones en la represión permanente de Díaz-Canel contra los anhelos de los cubanos para restablecer las libertades en la isla.
El más grotesco contraste entre democracia y despotismo es el permanente horror que sufre el pueblo nicaragüense bajo Ortega, uno de cuyos últimos atropellos es la condena de varios líderes de la oposición, la detención de obispos y sacerdotes, el cierre de medios independientes y la expulsión de pobres monjas de la orden de la Madre Teresa.
El más reciente vejamen a la libertad tuvo lugar hace dos semanas en Guatemala cuando el fiscal del régimen ordenó la captura del destacado periodista y maestro José Rubén Zamora bajo los cargos de “lavado” y otros que parecen estar en el guión de los despotismos centroamericanos contra críticos y opositores. Quienes les “incomodan”, que se manifiestan contra sus abusos y la corrupción de sus funcionarios, corren siempre el peligro de ser acusados de delitos blandiendo los más disparatados cargos que literalmente “se sacan de la manga”.
Defender la democracia y la libertad debe inspirar a más hombres y mujeres en el mundo, que las patrañas de malvados para destruirla. En esa lucha lo que es el esencial sostén de la civilización debe sobreponerse a las viles maquinaciones de sus enemigos.
“Cero muertos, mentira”, dos o tres asesinados al día dentro de los penales
En las últimas semanas la persecución, las amenazas y acosos a libertades esenciales de la persona se han recrudecido, como lo evidenció la salida del país de la abogada Bertha de León, en su momento muy cercana a Bukele y su grupo.
Una decena de periodistas independientes también ha tenido que abandonar el país por el acoso, las amenazas y persecución que han sufrido, lo cual han denunciado la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), el Relator de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), órgano adjunto a la OEA.
El régimen dice que en las últimas semanas se han registrado “cero” homicidios, una afirmación que intenta esconder la realidad que se sufre: los homicidios están ahora registrándose dentro de las cárceles, como lo evidencian las muertes de 55 detenidos en el régimen de excepción dentro de los reclusorios del país, cuyos cuerpos han sido entregados a sus familiares con evidentes señales de tortura.
Como dijo uno de los presos políticos del régimen, el exalcalde Muyshondt, cada día hay dos y tres muertos en los penales…