La tragedia de Nejapa da un sombrío cariz a este día, el de los Fieles Difuntos, cuando se recuerda a seres queridos que ya no están con nosotros, padres, hermanos, hijos, amigos, mentores…
Nuestros deudos vuelven a la vida al recordarlos. En este día mucho amor se vuelca hacia todos ellos.
Se recuerdan aquellos cuyos restos están en un camposanto, en sepulturas que pueden visitarse, o los que desaparecieron, que pueden haber sido enterrados como desconocidos o estar en fosas comunes, en cementerios clandestinos.
¿Cuántos de ellos desaparecieron durante la agresión contra nuestro país, el ataque contra nuestra cultura y tradiciones, contra aquello que tomó mucho tiempo, esfuerzo, inventiva, organización y sacrificios levantar?
Debemos recordar a tantas mujeres, novias y esposas que fueron víctimas de la violencia intrafamiliar, a las dos hermanas de El Congo cuando iban a vender, a las víctimas de la masacre en una cervecería en la zona de La Tiendona, en San Salvador, muertes atroces muchas de ellas, resultado de diabólicas cuotas de sectas infernales.
Muchos niños fueron secuestrados y muertos al usarse como carne de cañón, pero sus padres, mientras vivan, los recordarán, como doña Mercedes de Altamirano hasta el final de su vida no olvidó a su Marinita, muerta a los seis años a causa de un morbo que hoy en día se cura con facilidad.
En el aluvión en Nejapa murieron nueve personas, entre ellas una muchachita de seis años, Valeria, y un niño de nueve meses. A esa tragedia se suma el que 150 viviendas fueron dañadas o destruidas en su totalidad.
Para agregar insulto al dolor, se ha denunciado profusamente en redes sociales que el ministro de Gobernación pretendió montar un show publicitario en su beneficio, llegando inclusive al extremo de que el jefe de policía amenazó con “tomar medidas” contra el alcalde de Nejapa por cuestionar al ministro cuando se exhibía ante los medios y un grupo nutrido de fotógrafos y camarógrafos gubernamentales en el sitio de la tragedia.
Héroes de la salud, notables de la política y artistas nos dijeron adiós
En este año murieron muchos personajes muy conocidos en la vida nacional como el jurisconsulto doctor René Fortín Magaña, su señora esposa y su hija, así como el valiente niño Pipe Muyshondt y los más de cien héroes de la salud que dieron su vida luchando contra el COVID-19.
En el ámbito internacional se fueron notables como la jueza de la Corte Suprema de EE.UU., Ruth Bader Ginsburg, el basquetbolista Kobe Bryant, el caricaturista argentino Joaquín Salvador Lavado “Quino” y el genio de la música Ennio Morricone.
Más recientemente se cuenta el deceso de un ícono del espectáculo, Sean Connery, el actor escocés que encarno al mítico espía “al servicio de Su Majestad”, James Bond, quien figuró en múltiples cintas, así como sus colegas Max Von Sydow y Kirk Douglas, los actores mexicanos Héctor Suárez y Manuel Loco Valdés, la leyenda del rock Ricardito y el cantante español Luis Eduardo Auté. Asimismo nos dejaron figuras de la política, inventores, científicos, aventureros…
Este Día de Difuntos nos enfrenta a la realidad humana fundamental: cada generación en su efímero paso por la vida hereda los logros, lo construido, las gestas, sacrificios y asimismo el resultado de los errores, crímenes y carnicerías previos. Somos los herederos de cavernícolas, de los primeros fundadores de ciudades, de los sumerios, de Abraham que nació en Ur de los Caldeos, de los egipcios que levantaron las pirámides, de babilonios y asirios, de celtas, godos, vikingos, semitas, de cruzados, de los sobrevivientes de las grandes pestes del Medioevo…
Heredamos los descubrimientos de grandes navegantes, del esplendoroso arte de muchas culturas, de la inteligencia y reflexión de mentes privilegiadas, desde Thales y Sócrates hasta los pensadores contemporáneos…