De todas las economías regionales la de El Salvador muestra el mayor retroceso, afirma el Fondo Monetario Internacional, lo que es una “hazaña negativa”, pues que estemos peor que una Honduras convulsionada por las rivalidades entre dos grupos de la droga, del desastre de Nicaragua y de lo que sucede en Costa Rica con los desórdenes provocados por la insaciable voracidad impositiva del presidente Alvarado, es todo un logro, pero logro negativo, logro en el peor sentido del término.
El motivo es muy claro: ninguna nación istmeña sufre del alud de ocurrencias, desaciertos, imposiciones, torpezas, amenazas e ilegalidades como las del actual desgobierno, lo que ha hecho colapsar la inversión, desalentado a los productores, afligido a incontables actores del quehacer económico del país.
El permanente pisoteo a las leyes, la desobediencia a resoluciones de la Asamblea y fallos de la Sala de lo Constitucional, las amenazas a productores, los continuos actos de fuerza, explican parte de lo que sucede.
La suma de hechos indica que estamos al borde de un régimen como la dictadura venezolana no solo por los vínculos del régimen salvadoreño con siniestros y oscuros personajes ligados a ella, cuanto por otra serie de denuncias que la mayor parte del público informado conoce.
Lo inverosímil es que la caída del país pareciera tener —o así lo dan a entender muchas señales— el respaldo de Estados Unidos, de una nación que ha anunciado sanciones a los regímenes de Nicaragua y particularmente Venezuela, fijando recompensas para aquellos que aporten información que conduzca a la captura o el encausamiento de los capos del narcotráfico venezolano y nicaragüense, de los que mueven los carteles que operan desde Colombia y Venezuela hacia el norte del Hemisferio y a Europa.
¿Qué clase de sanciones pueden luego aplicar los Estados Unidos al grotesco régimen engendrado con su apoyo, un desgobierno que bajo sus mismas narices viola las leyes, se burla de los fallos de la Sala de lo Constitucional, desmonta el orden democrático y “hace desaparecer” enormes cantidades de dinero?
Queda sin responder la gran interrogante: ¿dónde están los miles de millones?
La Asamblea Legislativa informó que solo en el último año el desgobernante recibió 7,000 millones de dólares, tanto de ingresos fiscales, préstamos (algunos de los cuales deben pagarse a una tasa de 9 ó 10 por ciento), letes emitidos…
Pero con todos esos ingresos chantajea a la Asamblea reteniéndole salarios “a menos que se apruebe un préstamo de $350 millones del BID”, la misma clase de chantaje que llevó a la ocupación de la Asamblea por soldadescas provistas con fusiles de alto calibre el 9F.
Bloomberg informa que los bonos de El Salvador con vencimiento el 2025 cayeron al nivel más bajo en cuatro meses, lo que elevó el rendimiento de los bonos al 10.5%, en medio de la preocupación por las perspectivas de las cuentas publicas del país.
Bloomberg agrega que “la presión está aumentando en la administración del presidente Nayib Bukele para reafirmar su compromiso con la disciplina fiscal…” ¿Cuál “disciplina fiscal”?, pueden preguntarse los pensantes en este suelo, que lo único que ven es un relajo fiscal muy al estilo del desgobierno del Profe Sánchez y de su ministro de Hacienda.
La pregunta que no hace Bloomberg, pero sí se hacen los salvadoreños y que está sin responder, es ¿dónde esta el dinero, los miles de miles de millones?