Grupos enloquecidos preparan disturbios para el traspaso de poderes en EE.UU.

Los alegatos de fraude de Trump no tienen sustento alguno en la realidad y han sido sistemáticamente rechazados en todos los tribunales donde se ha presentado querella, incluyendo la Corte Suprema.

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Jazmín Flores, de 30 años, no estaba en cada en día de la tragedia. Foto EDH/ Jessica Orellana

Por El Diario de Hoy

2021-01-12 10:11:37

El FBI y diversos grupos de inteligencia en Estados Unidos han lanzado una alerta nacional sobre disturbios y motines coincidentes con la investidura del presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, una repetición de lo sucedido el 6 de enero cuando se procedió a certificar los votos del Colegio Electoral y se declaró triunfadora la fórmula Biden-Harris.
En esa ocasión una masa de partidarios de Donald Trump, muchos armados con equipo de guerra y a quienes prácticamente usó como “carne de cañón” para después abandonarlos, derribó las barricadas que protegían el Capitolio y procedió a romper puertas y ventanas hasta prácticamente adueñarse del recinto, ocupar oficinas, robar equipos electrónicos y obligar a muchos congresistas y senadores a buscar refugio. Los amotinados buscaban al vicepresidente Mike Pence, quien dirigía la sesión especial, para “colgarlo”, según relataron testigos.
La agresión, instigada por el presidente Trump, quien durante dicha jornada siguió llamando a senadores republicanos para que desconocieran al Colegio Electoral y lo declararan triunfador a él, siempre basado en su teoría sobre el “fraude masivo” en su contra, fracasó estrepitosamente.
Los alegatos de Trump no tienen sustento alguno en la realidad y han sido sistemáticamente rechazados en todos los tribunales donde se ha presentado querella, incluso la Corte Suprema.
Durante la revuelta se denunció que el hijo y la hija de Trump, Donald e Ivanka, azuzaban a los amotinados llamándoles “patriotas” y alentándolos a revertir los resultados electorales, como Trump intentó hacer en el Estado de Georgia, maniobra que rechazó el Secretario de Estado, Brad Raffensperger, que se consideraba a sí mismo un republicano “pro Trump”.
Todos los que acuerparon la revuelta, incitaron a los amotinados, tienen sangre en sus manos…
Pero “se ama a Trump pero se aman más los principios sobre los cuales se asienta la democracia”.
La rebelión ha causado estupor y rechazo en la esfera internacional, que siempre ha admirado la tan asentada y antigua democracia estadounidense, la que a principios del siglo XIX fue descrita y muy admirada por el pensador y político francés Alexis de Tocqueville, quien la propuso como modelo para el mundo.

La arraigada tradición estadounidense va a salvar una vez más su democracia

La alerta es no solo sobre lo que puede acontecer en Washington, sino en los capitolios de los 50 estados de la Unión, lo que obliga a cada uno de ellos a preparar sus defensas.
El populismo, la demagogia, siempre dejan tras sí graves secuelas, entre ellas frustración, complejos colectivos, amargura. Trump, en muchos sentidos, es como Hugo Chávez, un megalómano que arrastró a su país a la miseria, la permanente “agitación de masas”, a meter colectivos en callejones sin salida. El motín le costó la vida a cinco personas, incluyendo un policía, además de la destrucción de bienes públicos. Otro policía fue muy maltratado pero hasta el momento se desconoce si sufrió lesiones serias, aunque fue hospitalizado.
Un asunto que deben encarar las autoridades y la opinión pública es el uso de armas de guerra por “cualquier hijo de vecino”. El criterio que debe prevalecer es lo decidido por el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, cuando a unos asesinos les encontraron ametralladoras en su poder. Armas de fuego para defensa personal, para proteger vida y bienes son una cosa, pero ametralladoras son otra, inaceptables en poder de quienes no son ni militares ni policías.
El buen sentido y la arraigada tradición democrática de la nación van a sobreponerse a este execrable episodio…