Putin, a las tendencias que buscan imponerse: vamos a proteger a los niños de Rusia

Los niños no deben verse únicamente como una etapa en el desarrollo del hombre, cuanto un universo en sí, un estado propio de sorpresas, ternura, estoicismo en muchas situaciones fuera de su control, uno de los más preciados dones al hombre de parte de la Divinidad.

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Ana Herrera aprovecha las promociones de un almacén ubicado en Multiplaza. Foto EDH / David Martínez

Por El Diario de Hoy

2020-08-27 10:00:39

Haremos todo lo que esté en nuestras manos para proteger a los niños de Rusia de campañas para llevarlos a adoptar formas de vida incompatibles con su naturaleza biológica, dijo Vladimir Putin hace muy pocos días.
“Más tarde, después de la adolescencia, pueden escoger sus propios rumbos; somos una sociedad tolerante que respeta la libertad individual…”, dijo Putin, que se muestra “muy humano” en estos temas, pero intolerante con los opositores. (A su principal enemigo político, Alexei Navalny, lo envenenaron en un vuelo de Siberia a Moscú).
En parte la declaración se hizo cuando el cantante británico Elton John, que Putin dijo que le agradaba escuchar, aparentemente intentó promover el movimiento LGBTI; para ello “no hay lugar en Rusia”, que cuida a la familia como la unidad esencial de la nación.
Los niños no deben estar en juego en estas discusiones. La infancia no debe verse únicamente como una etapa en el desarrollo del hombre, cuanto un universo en sí, un estado propio de sorpresas, ternura, estoicismo en muchas situaciones fuera de su control, uno de los más preciados dones al hombre de parte de la Divinidad.
Tener la inmensa dicha de estar a su lado, ver cómo de la pequeña plantita van surgiendo maravillas, recibir el permanente regalo de sus sonrisas, su ingenuidad y pureza, es un don único que para la mayoría de nosotros solo se da en una etapa de la vida.
Lo que se prodiga en ellos es lo que más tarde recibimos, siendo el mejor solaz a lo largo de la vida, el bálsamo que alivia en las batallas y refriegas que con frecuencia toca librar.
No deben los padres tener preferencias por unos pues eso hiere a los otros; como bien se dice, de los hijos uno debe ser el preferido, el otro el predilecto, el tercero el favorito, el cuarto el amado.
Hay que esforzarse para que al nacer el segundo niño el primogénito no se sienta desplazado por ese intruso, sino que lo vea como el compañerito o la compañerita para sus juegos, lo que desde que tuvo conciencia quiso tener.
Las hormigas aparentemente definen su sexo por la alimentación. Una de ellas se convierte en la madre mientras otras hormigas son los zánganos que viven a costa del trabajo ajeno.
Pero a partir de los insectos, en todas las especies animales y aun en las vegetales hay claras separaciones entre los sexos.Hay ratas y ratones, gallos y gallinas, ballenas machos y ballenas hembras, gorilas y…. ¡ups! gorilas, tigres y tigresas, estas últimas las más peligrosas.

La historia del hermano de Luis XIV, “Monsieur”, común ancestro de todas las monarquías europeas

Como “de todo hay en la viña del Señor”, muchas mentalmente pobres parejas pretenden desconocer el sexo de sus hijos y se refieren a ellos como de “género indefinido” aunque a simple vista, al tacto, aun desde el vientre de la madre están muy definidos unos de otros.
-¿Doctor, ¿qué va a ser?…
-Pues, estimada señora, es un indefinido, como los gatos al nacer…
La madre de Luis XIV, el Rey Sol, como lo tenemos también en nuestro suelo, quería una niña, por lo que al segundo varón lo vestía con ropita casi de muñecas. “Monsieur”, como es conocido en la historia y pese a ciertos deslices, fue un extraordinario y temible guerrero.
“Monsieur” tuvo hijos e hijas y, por ironía del destino, todas las casas reinantes de Europa descienden de él, el común ancestro de las reinas y reyes del continente.