René Fortín Magaña, jurista y hombre de nobles principios, nos deja grandes enseñanzas

Goethe, en su Fausto, nos dice que “solo merecen la libertad y la vida” aquellos que la conquistan cada día, como lo hizo René Fortín Magaña.

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Imagen de referencia. Foto/Archivo

Por El Diario de Hoy

2020-07-21 7:54:01

“Cuento las horas para dar fin a una larga carrera de la que estoy muy agradecido a la Divina Providencia”, escribió René Fortín Magaña, amigo de siempre y luchador incansable por la libertad, el Orden de Derecho y de los principios que inspiraron la gesta libertaria de nuestros Próceres.
Esa noble carrera finalizó hace unos días, poco después que muriera su esposa, Noemi Costte.
Desde que se graduó de bachiller y siguiendo los pasos de su padre, el doctor y prestigioso abogado Romeo Fortín Magaña, que fue Rector de la Universidad Nacional —que conjuntamente con la de San Carlos de Guatemala eran los dos únicos centros académicos de prestigio de la región, pues ningún otro país, incluyendo a Panamá, contaba con universidades de alguna relevancia— René se incorporo al estudio del Derecho y a ejercer su vocación cívica.
Fue un líder estudiantil hasta llegar a presidir la AGEUS, la Asociación General de Estudiantes Universitarios, que por ese entonces era un importante contrapeso a las dictaduras castrenses que tomaron el poder a la caída del dictador y en particular la del coronel Osmín Aguirre y Salinas, que reprimió una invasión de estudiantes y obreros en los campos de Ahuachapán.
La dedicación del doctor Fortín Magaña a defender el Orden de Derecho, las libertades esenciales de la persona, la sensatez y la racionalidad, fue ejemplar e inspiró a muchos otros, como una fuerte luz que iluminó senderos y desvaneció tinieblas.
No son “nuevas ideas” las que orientan con acierto y honestidad a los pueblos, sino “buenas ideas” —nos dijo hace unos meses—, como es el ejemplo de conductas apegadas a la ley, a la honestidad, al probo manejo de la cosa pública, el apego a la verdadera justicia y los principios morales.
Su partida deja un gran vacío personal y familiar, dolor en sus numerosos amigos y discípulos, pero grandes enseñanzas para las personas de bien, para aquellos que van a entregar la antorcha de lo que es honesto y noble a las siguientes generaciones de salvadoreños patriotas.

Cada generación debe ganar el derecho a ser libre, a ser racional, a ser humana

De René Fortín Magaña, preclaro hijo de esta tierra, que fue líder político, candidato a la presidencia, exiliado, maestro, decano universitario, magistrado de la Corte Suprema, connotados juristas que le conocieron, trataron y admiraron, han dicho lo siguiente:
“Dedicó su vida a defender la democracia y la Constitución. Trascendió de su rol de jurista y fue más que eso; fue un patriota apasionado”, declaró el exmagistrado constitucionalista Rodolfo González.
“Fue un luchador por los principios del Estado de Derecho desde muy jovencito, de una rectitud increíble”, expresó el exvicepresidente de la República, Enrique Borgo Bustamante.
“Férreo defensor de la democracia y el Estado Constitucional de Derecho en el país, un vivo ejemplo para las actuales y futuras generaciones de abogados y de ciudadanos demócratas”, lo definió el exmagistrado constitucionalista Florentín Meléndez.
“Fue un jurista académico comprometido con la democracia”, resumió el abogado constitucionalista Enrique Anaya.
Goethe, en su Fausto, nos dice que “solo merecen la libertad y la vida” aquellos que las conquistan cada día. Hay que hacerlo para quienes tienen frente a sí ese deber, para proteger a los niños y las familias de una nación, para cimentar buenas tradiciones, para combatir y contrarrestar las tendencias autocráticas, a los corruptos, a los enloquecidos.
Siempre hay voces, almas, espíritus esclarecidos que tienden la mano tanto a los que necesitan un auxilio como a los que van errantes sin rumbo seguro.
Los principios de un Orden Constitucional fundamentado en ideales evidentes por sí mismos, en lo que se plasma en la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos y las proclamas de la Revolución Francesa, la fuerte roca de la civilización, es lo que llevó en su espíritu René Fortín Magaña.