En una inexplicable decisión, el gobierno mexicano rehúsa participar en la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, “a menos que se invite a Cuba, Nicaragua y Venezuela”, lo que equivale a exigir que se incluya a los zorros en la convención de las gallinas.
La convocatoria es para naciones en nuestro Hemisferio que “mal que bien” cuentan con gobiernos que acatan lo esencial de toda democracia: Orden de Derecho, separación de poderes, pesos y contrapesos institucionales, respeto a las libertades esenciales de la gente como la libre expresión, tránsito y reunión pacífica.
Guatemala ha dicho que tampoco participará, lo mismo que Bolivia.
Por más vueltas que se le quiera dar al asunto, ni en Cuba y eso desde hace más de medio siglo, ni en Venezuela ni en Nicaragua existe el menor resquicio para el ejercicio de libertades ciudadanas, lo que se demostró la semana pasada con la usurpación por Ortega de la sede de la OEA.
Algunos regímenes van de ocurrencia en ocurrencia, de desaguisado en desaguisado defendiendo lo indefendible.
Las naciones son libres cuando sus pobladores pueden escoger sus caminos, labrar, como dice la Declaración de Independencia de Estados Unidos, su bienestar, no estar presa de angustia temiendo que por la noche toquen a su puerta o enmedio de su trabajo o rodeado de su familia lleguen y lo capturen sin que haya motivos para sufrir tal desgracia.
Eso sucede en Nicaragua, en Cuba y en Venezuela, a lo que se suman los últimos sucesos en nuestro país, es lo cotidiano en Birmania, en Bielorrusia.
Actualmente el peor escenario de pisoteo a normas elementales de vida, de convivencia está en Ucrania, donde la soldadesca rusa captura y ejecuta sumariamente a civiles desarmados.
En uno de esos casos los rusos enterraron vivo a un ucraniano después de asesinar a sus tres hermanos. El hombre perdió movilidad en una de sus manos además de que por el resto de su vida ese horror lo perseguirá en sus sueños.
Los Dráculas de hoy siguen los siniestros pasos del monstruo
El último arranque de demencia del criminal de guerra Putin —debido al creciente descontento de los soldados destacados en Ucrania y que han sufrido terribles bajas, más graves que las que el ejército ruso tuvo en Afganistán— es “refrescar” los contingentes con las reservas militares, soldados y oficiales mayores de cuarenta años, que sin duda no tienen ni la fuerza física ni los reflejos ni el aguante de jóvenes para ir a las trincheras, ser la nueva oleada de carne de cañón frente a un disciplinado ejército ucraniano que defiende a su patria.
Qué es lo que pasa en la confusa y envenenada mente de algunos, no está al alcance de personas decentes, de quienes nunca se les cruzaría por la cabeza matar a alguien, torturarlo... o encargar a esbirros hacerlo en su nombre, como fue el caso del monstruo cuya vida dio origen al mito de Drácula, una historia que asusta a media humanidad al día de hoy.
Pero esos imperturbables al sufrimiento y la sangre ajena siguen atormentando a la humanidad...