Decenas de miles de salvadoreños marcharon ayer pacíficamente contra el intento del régimen de montar una dictadura, lo que además fue un rechazo masivo al bitcoin, a la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional y el retiro forzado de la tercera parte de los jueces, a la corrupción que no puede esconderse, como nadie tapa la luz del sol con un dedo.
Una frase atribuida a Lincoln advierte que “se puede engañar a toda la gente parte del tiempo, a parte de la gente todo el tiempo pero nunca a toda la gente todo el tiempo”.
Ayer, 15 de Septiembre, la mayoría de salvadoreños rechazó el bitcoin, el ataque a la democracia, el golpe contra el Poder Judicial y la Fiscalía, así como la pretensión de asentar una dictadura facilitando la reelección indefinida del actual mandatario.
En parte el clarinazo que despertó a la gente, a casi todos los salvadoreños, fue el “bitcoin”, lo que prácticamente todos rechazan de forma unánime.
Lo advirtió hace pocos meses el destacado economista Steve Hanke: el “bitcoin” va a perjudicar al gobierno además de dejar la economía del país en una situación grave.
El bitcoin ha sido el fogonazo que en medio de un cielo tormentoso que ha despertado a innumerables salvadoreños, que les ha hecho ver que el bitcoin –vale decir la posibilidad de caer en una dictadura– era el ardid para cogerse los ahorros, las remesas, facilitar el lavado de miles de millones de dólares mientras la Asamblea de sumisos aprueba millonario préstamo tras millonario préstamo, semana tras semana...
No se puede engañar a toda la gente... las calificadoras de riesgo, como Moody’s, no han caído en el juego montado por el gobierno, lo cual ha llevado a hundir los bonos del Estado Salvadoreño y, con ello, el prestigio de nuestro país ...
En beneficio general y de la República hay que respetar el Orden de Derecho
Pese a los intentos del oficialismo de boicotear la convocatoria, las marchas cubrían cuadras y cuadras y los coros, que la gente ya tomó como consigna personal, eran inequívocos: nadie quiere una dictadura, que se destruya el orden jurídico.
Pocos, fuera de los allegados al régimen, quieren ver la Constitución pisoteada, el país en la ruina y la protección que la buena ley otorga a todos en este suelo.
Este 15 de Septiembre el actual grupo en el poder pensó consagrar su dictadura, validar la “constitución” que el vicepresidente hizo a la medida de sus deseos, dar un tiro de gracia al Orden de Derecho, tener vía abierta para una masiva militarización del país, el factor clave que ha sostenido y sostiene todos los despotismos a lo largo de la historia.
Pero la fecha, 15 de Septiembre, tiene su propio embrujo, su magia, lo que llevó a nuestros Próceres a enaltecer la libertad, llama que ahora va surgiendo en muchas de nuestras almas de salvadoreños.
Es menester poner a salvo nuestras libertades “del choque de ruin deslealtad”, retomar el camino para reconstruir lo que se ha venido destruyendo y machacando, volver a los principios y valores esenciales de la civilización, de nuestra civilización cristiana.
Nadie en su sano juicio quiere echar por la borda los ideales de nuestros Próceres, del Padre Delgado y su cohorte de patriotas. Los que han intentado y seguirán intentando acabar con la democracia, con el imperio de la buena ley, deben recapacitar, tomar muy a pecho el deseo de la gente como se manifestó ayer, pensar en el futuro de esta Patria que una inmensa mayoría venera y desea proteger.