“Thanksgiving” no es una fiesta religiosa sino la forma de agradecer por lo recibido

La persecución religiosa es la persecución del pensamiento, ir tras el alma de la gente, provocar miedo, terror.

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Por El Diario de Hoy

2020-11-29 4:02:21

El régimen chino declaró que no permitirá la celebración de ninguna festividad occidental que tenga connotaciones religiosas, al referirse al recién pasado Thanksgiving, pero este mensaje más bien va dirigido a la Navidad, una festividad esencialmente cristiana.
En esto los chinos están en compañía con grupos anárquicos en California y otros estados norteamericanos que alegan que por existir “una separación entre el Estado y la Iglesia”, celebrar la Navidad es un contrasentido, aunque no lo sea comprar regalos para niños, familiares y amigos, adornar calles y escaparates de almacenes, cantar villancicos, sin realizar que es gracias a la herencia occidental, cristiana, que existe un Orden de Derecho y hay separación de poderes en las sociedades.
Thanksgiving no es una fiesta religiosa per se, sino la gratitud que una persona, un grupo familiar, siente por tener alimentos en su mesa, por estar con seres queridos, por conservar su empleo, un acto que por igual une a católicos, protestantes, librepensadores, musulmanes…
Dedicar un momento al día para meditar, hacer un balance de lo que hemos vivido, encaja con las enseñanzas de Confucio, un iluminado que marcó la cultura china hasta el día de hoy pese a las truculencias y horrores que el marxismo viene perpetrando desde Mao.
Se agradece a Dios, a las fuerzas bondadosas del universo, lo que nos prodiga, que nos protege…
La libertad religiosa, dejar que cada quien honre sus creencias en la manera que haya sido educado o adopte a lo largo de su vida, es una de las esenciales libertades de una democracia, de naciones que se rigen bajo un Orden de Derecho, fundamentado en normas racionales y principios morales, lo esencial del cristianismo.
Lo contrario es la imposición de una fe por la fuerza además de perseguir y hasta aniquilar al heterodoxo, al que “o se convierte o es enviado a la hoguera”, como fue la brutal práctica de los tatas curas del Medioevo y lo que al día de hoy prevalece entre los talibanes.

Con el aporte de muchas tradiciones podemos construir un mejor mundo

La persecución religiosa es la persecución del pensamiento, ir tras el alma de la gente, provocar miedo, terror.
“Santo” Domingo de Guzmán y sus homólogos a lo largo de siglos, como se ilustra en una pintura del español Berruguete, desde palcos y disfrazados ordenaban aplicar horribles torturas a indefensos seres, que en el cuadro aparecen desnudos en los últimos momentos de sus vidas.
Sin llegar precisamente a ello, las dictaduras contemporáneas echan mano de la crueldad y la tortura, como quedó demostrado en toda su infamia en los campos de exterminio tanto de nazis como de estalinistas, dos variantes del marxismo.
Campos de concentración como los que existen en Norcorea: Kim Jong-un ya ejecutó a “disidentes”, incluido un tío, metiéndolos en una jaula de perros feroces…
El buen mundo, el racional y libre, incorpora a su patrimonio, a sus costumbres, lo que de interesante, constructivo, hermoso, tengan otras culturas, lo que inicia con la gastronomía: pastas italianas, ensaladas griegas con feta, hamburguesas alemanas, sashimi japonés… No digamos con la comida china, que en todas partes del mundo se encuentra sin que nadie le haga el feo; se va a los restaurantes chinos por el won-ton, el chow mein, su cerveza…
Son múltiples los tesoros de convivencia y alegría para que paso a paso hagamos del mundo un mejor hogar para todos…