La censura en China ha prohibido divulgar muchas imágenes y textos, desde Winnie the Pu hasta “los fusilamientos del Tres de Mayo” del gran pintor español Francisco de Goya (1746-1828).
Regímenes comunistas y mordazas casi totales son como hermanos siameses unidos por el tórax, inseparables de por vida, como dos pobres seres que vivieron hace más de un siglo y eran exhibidos en los circos de todo el mundo.
Hay muchos temas “intocables”, como la masacre en la Plaza Tianamen frente al “Palacio del Pueblo”, la permanencia en el poder del Emperador de facto, Xi Jinping, políticas adoptadas por el politburó chino, la ocupación del Tíbet, la represión de los musulmanes en el oriente de la China.
Los censores peinan los contenidos en el internet, los mensajes de unos chinos a otros o al exterior, frases que consideren insultantes o subversivas, todo lo que pueda lastimar la autoridad de Partido, no digamos socavarla.
Con el paso del tiempo la censura es mayor, se alienta la delación, se persigue lo que no encaja en la “Nueva China”. Es suficiente ver la aplicación de la censura en Cuba, casi total, para entender lo que sucede en China.
La delación, el espionaje en los lugares de trabajo, de vecinos contra vecinos, de hijos contra padres, se vuelve la práctica cotidiana en esos países, como por desgracia está pasando en Estados Unidos al alentar a sus ciudadanos a delatar a los inmigrantes ilegales.
Las censuras van siempre acompañadas de policías represivas de grupos que pueden convertirse en torturadores, como en Nicaragua y Venezuela en la actualidad o fueron las SS en la Alemania nazi.
Haití, bajo los Duvalier, tuvo sus “tonton macoutes”, que armados de palos perseguían a disidentes y críticos, como con sus variantes procedieron Perón, los fascistas italianos, los republicanos españoles en la época de Negrín, el que envió a la Rusia de Stalin el oro de España…
Intentos para censurar, amordazar, manipular contenidos de medios de difusión se dieron tanto con Funes, el acusado del saqueo de 351 millones de dólares de todos los salvadoreños, como durante el desgobierno de Sánchez Cerén.
La libertad de expresión es la gran conquista y legado de Occidente
Hubo períodos a lo largo de la historia en que los pueblos fueron libres para escribir, debatir, denunciar, proteger.
Uno de esos momentos luminosos del género humano se dio en Atenas bajo Pericles y luego con Alejandro, como más tarde en Roma hasta el final de la República.
Es gracias a esa libertad que grandes pensadores como Juvenal, Cicerón, Suetonio, Livio y otros escribieron algunas de las obras más preciadas con que cuenta la humanidad, como más tarde se dio en Francia con la Ilustración y lo que luego ha florecido espléndidamente.
Napoleón dijo que nadie puede sentarse sobre bayonetas, lo que es una especie de advertencia a dictaduras como Rusia bajo Putin, que persigue a disidentes y amordaza a los grupos que puede. Y eso es precisamente lo que separa a la China nacionalista, Taiwán, de la otra China.
Dios mediante, con el correr del tiempo lo que es la gran conquista de la Civilización Occidental, la libertad de expresión, el respeto a los derechos fundamentales de la persona, sean el patrimonio esplendoroso de todos los pueblos del mundo.
Acabamos de salir de tiempos difíciles y amenazadores, por lo que debemos seguir la marcha hacia la plena libertad.