La torpeza y la improvisación rodearon la terriblemente dolorosa muerte de un hombre

Don Ricardo Siman, uno de los más destacados dirigentes empresariales del país y de la región, hizo ver al Presidente la necesidad de rodearse por personas capaces y experimentadas, lo que entre otras cosas habría evitado las aglomeraciones de los CENADE

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El sábado anunció el Gobierno los dos primeros casos recuperados de COVID-19 en el país. Foto EDH / Marcela Moreno

Por El Diario de Hoy

2020-04-08 6:00:52

Un ingeniero encerrado en uno de los “centros de contención” murió presa de fuertes dolores renales. Esto se produjo después que un soldado que custodiaba el lugar rehusara entregarle medicamentos que le llevaba su esposa, medicamentos que iban en sus empaques originales y que eran de su consumo diario, según denunció la familia.
Por si fuera poco, agregaron los dolientes, su teléfono tenía mensajes que muestran que trató de comunicarse, sin éxito, con el militar a cargo del centro para decirle que se sentía mal.

Colocar centros de cuarentena —que en algún momento más parecían campos de concentración que en forma arrebatada se montaron para confinar a personas, tuvieran o no síntomas de estar infectados de coronavirus— en manos de soldados versus médicos o personas especializadas conduce a tal clase de atropellos y a innecesarias barbaridades.

Es claro que, aun dentro del sofoco que ha causado la pandemia, hubo oportunidad de buscar profesionales capaces de asesorar y hacerse cargo de implantar procedimientos racionales para el manejo de los recintos, minimizar la clase de torpezas que rodearon la muerte del desafortunado hombre, una muerte espantosa por los dolores causados por esa clase de infecciones.

Muchas madres que han sufrido cólicos hepáticos o renales (nefríticos) dicen que dar a luz niños es mucho menos doloroso…

El suceso es resultado de no asesorarse por gente experimentada y capaz, sino de continuar, de parte del gobierno, apoyándose en el círculo de allegados, que no deslumbran ni por sus credenciales ni por sus conocimientos ni por sus intelectos, con más de alguna rara excepción, de las que siempre hay …

Don Ricardo Simán, uno de los más destacados dirigentes empresariales del país y de la región, hizo ver al Presidente la necesidad de rodearse por personas capaces y experimentadas, lo que entre otras cosas habría evitado las aglomeraciones de los CENADE, que de tajo anularon lo que se había logrado con las cuarentenas al congregar a miles de personas que no acataron, era obvio que sucediera, el “distanciamiento social”.

Los pobres salvadoreños —pobres en el sentido de sus modestos ingresos, los que viven “de coyol quebrado, coyol comido”— se sintieron burlados.

No es de gastar y gastar y gastar y gastar dineros que con sacrificio genera la gente

La improvisación, desafortunadamente, se pone de manifiesto en mucho de lo que el gobierno emprende o anuncia, como construir “el más grande hospital del Hemisferio” sin que se sepa qué personas experimentadas en dirigir hospitales o edificarlos hayan sido consultadas. No se ha nombrado personas de reputadas credenciales que se encarguen de coordinar lo que necesariamente va a requerirse, lo que preocupa en todo sentido.

Los actos, programas, obras, movimientos de todo gobierno cuestan dinero. Costó mucho dinero una toma de posesión en la plaza que pudo haberse realizado en las instalaciones de la Feria Internacional como las precedentes, fue muy costoso el viaje alrededor del mundo con un abultado séquito incluyendo varias semanas con altos viáticos en esos países.

¿Cuántas escuelas pudieron haberse mejorado, cuántos centros de salud equipados, cuántos caminos reparados con una mejor utilización de ese dinero, producto de los esfuerzos y el sudor de millones de salvadoreños, desde los que tienen a su cargo la producción y el empleo de millones hasta humildes labriegos…?