Vayamos lento porque tengo mucha prisa, los atolondramientos son destructivos

La guerra contra la pandemia, como todas las guerras, solo se puede ganar cuando los mejores estrategas permanentemente, minuto a minuto, mueven sus fuerzas de acuerdo con las cambiantes realidades en el campo de batalla

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Cristian Rodríguez, de la federación salvadoreña de ajedrez, juega en un torneo en línea a nivel centroamericano. / Foto Por Cortesía Federación de Ajedrez.

Por El Diario de Hoy

2020-04-01 6:05:55

Hasta donde se sabe, ni profesionales de la salud reconocidos ni administradores de grandes hospitales y clínicas privadas, ni directivos de la gremial de la construcción, CASALCO, han sido llamados a consulta para asesorar la edificación y equipamiento de los nuevos hospitales que anuncian y el que se construye en la Feria Internacional, que se prevé concluir en dos meses y medio.
Si los grupos mejor capacitados para asesorar y dirigir una obra de tal naturaleza no se contactan ¿en manos de quiénes es que se va a entregar tal responsabilidad?
¿Han preparado las bases de una licitación transparente, abierta y pública para desarrollar el proyecto, para luego iniciar los trabajos y supervisar su desarrollo?
Emergencias son emergencias, pero nunca pierde validez de “caminemos pausadamente porque tengo prisa”; desbocarse es lo más peligroso, lo que mayores riesgos acarrea, más en situaciones donde la vida de muchos está en peligro, como se ha visto en el desorden imperante en los centros de cuarentena y en el Hospital Saldaña, desde donde una señora llamó a su esposo para decirle “viejo, creo que de esta no salgo; aquí nadie me ayuda”. Y días después se registró su fallecimiento por complicaciones de una enfermedad que padecía.
La guerra contra la pandemia, como todas las guerras, solo se puede ganar cuando los mejores estrategas permanentemente, minuto a minuto, mueven sus fuerzas de acuerdo con las cambiantes realidades en el campo de batalla —en el presente caso, el país entero—, lo que no encaja con la actitud de la Presidencia, que traza un curso y se aferra a él hasta que las circunstancias le obligan a rectificar, cuando el perjuicio a la propia imagen es irreversible, como sucedió con el préstamo de 109 millones y los incidentes del 9F.
En el colosal desmadre que generó la oferta de los trescientos dólares a causa de la cruda improvisación, un caos innecesario por no buscar la asesoría de personas experimentadas sino apoyarse en los allegados, se demostró, como ya dijimos, que los “sofocos” son aniquiladores.
Mientras no se les pueda ayudar con eficiencia que trabajen con orden cuidando lo que hacen
Ya publicamos lo que la policía recomienda a indigentes, ancianos en los parques: mantengan la “distancia social”, no se aglomeren.
Eso mismo puede ser la guía de los vendedores informales mientras no se encuentre una forma efectiva, eficiente, de ayudarles: sigan vendiendo pero cumplan con tales y tales medidas, con un manejo lo más cuidadoso posible de sus puestos y ocupándose no solo de su seguridad, sino de la seguridad de quienes les compran o abastecen.
De no proceder en tal forma, es impredecible lo que puede suceder, como está pasando en Honduras, Ecuador y el sur de Italia.
Hay que encomendarse a Dios, pero seguir pensando racionalmente, perseverar en lo que cada uno de nosotros pueda aportar para superar la tragedia del momento.