Recordamos a amigos y familiares que sucumbieron al alcoholismo

La clave es hacer que un ex-alcohólico ayude al que busca rehabilitarse, basándose en un lema: hay que ganar el día; cada día presenta un reto que debe vencerse, lo que encaja con el dictum latino CARPE DIEM, cuida y enriquece el día

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Manuel Hinds / Foto Por Archivo

Por El Diario de Hoy

2022-01-31 4:27:52

Con frecuencia recordamos a amigos, familiares, vecinos que cayeron presa de vicios y enfermedades, desde el más frecuente en nuestro medio, el alcoholismo, hasta drogas, perversidades, inconfesables hábitos.

Lo usual en los viejos tiempos era abandonar al vicioso, creyendo que en tal manera iba a recapacitar, a pensar en el daño que hace a sus familias, sus amigos, sus comunidades.

Pero, como nos lo dijo un amigo la última vez que hablamos —luego se perdió de vista, seguramente murió— al encontrarse en esa clase de drama, de callejón sin salida, más beben para escapar del reclamo interno, de la vergüenza (que no la pierden del todo) de su impotencia para luchar contra ese demonio que no les deja un momento.

Algunas familias toman la decisión de ayudar al caído, suministrarle alcohol en dosis cada vez menores y gradualmente ayudarle a sobreponerse a ese infierno. A partir de entonces el alcohol en cualquier dosis, incluyendo medicamentos que contienen una base de alcohol, debe evitarse. Hay cervezas con “cero cero” de alcohol, las que llevan en cajas cuando viajan los que no dejan de beberla pero evitan con toda su voluntad la cerveza normal.

Los que no logran sobreponerse terminan tirados en las cunetas, una imagen de total abandono, de suicidio en vida, que podemos contemplar en nuestras barriadas y en todas las ciudades del mundo, pues hay dependientes de cerveza, de bebidas fuertes como el aguardiente, de vino, los tristemente famosos “vinos” como les dicen los sajones...

Una persona muy cercana a nosotros nos cuenta de la última vez que vio a su amigo Mario D. después de una ausencia de varios años. Dejó a Mario como un joven muy agradable y ameno, para encontrarlo alcoholizado, cuando fue a buscarlo.

La reacción fue “no quiero verte así”, cuando debió haber sido “hagamos algo que te ayude, esforcémonos por encontrar una salida a tu problema...”. El joven desapareció para siempre y nunca supo más de él ni de su hermana...

La “chicha”, bebida de temperancia perseguida por “la autoridad”

El rescate es posible recurriendo a organizaciones que se esfuerzan para rehabilitar personas, tanto jóvenes como mayores, que han caído.
La más conocida es “Alcohólicos Anónimos”, fundado por Mr. Eddy, un estadounidense que hizo de El Salvador su nueva patria e inició entre nosotros lo que había visto en Estados Unidos.

La clave es hacer que un ex-alcohólico ayude al que busca rehabilitarse, basándose en un lema: hay que ganar el día; cada día presenta un reto que debe vencerse, lo que encaja con el dictum latino CARPE DIEM, cuida y enriquece el día, pues la vida se gana día a día, que se presenta a nosotros en toda su gloria mañana tras mañana.

En tal esfuerzo, rescatar y rehabilitar, se ubican muchas asociaciones dedicadas primordialmente a jóvenes pero que ayuda a quienes lo necesitan.

Esto lo hemos dicho varias veces, pues en nuestra familia, como en casi toda familia, hemos sufrido el drama de personas que caen en el alcoholismo, el más usual en parte debido a que el alcohol es barato, disponible en todas partes.

En tal sentido, es una tragedia nacional que la fabricación de “chicha”, una bebida fermentada de maíz, cereales o fruta pero mucho menos fuerte que los destilados, se persiga por el fisco, por “la autoridad”, pensando en lo que se ingresa a los sucesivos gobiernos y desgobiernos y no en el daño que se hace a la población rural, a los pobres.

De la “chicha” solo sabemos cuando se hace el “gallo en chicha”, uno de nuestros deleitosos manjares...