Para perpetrar el robo de las pensiones se fraguan movidas y amenazas

Los del régimen proponen “referendos” para reformar la Constitución y aprobar leyes, lo que, además de ir contra la misma Carta Magna, equivale a amarrar al perro con longanizas, darle al zorro las llaves del gallinero, entregar el país al aspirante a dictador

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Por la mañana, hubo una misa concelebrada donde no asistió la cantidad de personas que tradicionalmente se hacía presente. Foto Cortesía

Por El Diario de Hoy

2021-07-26 7:03:57

El régimen está fraguando el robo de las pensiones, según se ha denunciado, por lo que lanza toda clase de distractores y cortinas de humo, entre ellas la captura de los exfuncionarios efemelenistas, la imposición de una alza en el salario mínimo, los interrogatorios a ex funcionarios a los que intentaron enlodar y reformas inviables a la Constitución. ¡Pretenden reformar 196 de los 272 artículos de la Carta Magna!
Los “salarios mínimos” siempre causan desempleo, como lo hacen ver muchos agricultores que no pueden pagarlos y están forzados a cortar sus plantillas, lo que da lugar a una grotesca respuesta del régimen: subsidiar a quienes no pueden pagar esos salarios, aunque resulta ahora que los pretendidos subsidios consistirán en préstamos que deben pagarse luego.
El ministro de Trabajo, que figura en la lista Engel de señalados por corrupción, ha declarado que hará inspecciones para constatar que los trabajadores están conscientes de “sus derechos”, que en la realidad consiste en el “derecho al desempleo”, a perder los ingresos que hayan tenido.
Para agregar a la confusión han sacado a luz las propuestas del vicepresidente para destruir nuestra frágil democracia, las que presenta pese a no contar ni con las credenciales académicas ni mucho menos morales para proponer tan grave tropelía. La principal de tales propuestas consiste en echar mano de “referendos” para reformar la Constitución y aprobar leyes, lo que, además de ir contra la misma Carta Magna, equivale a amarrar al perro con longanizas, darle al zorro las llaves del gallinero, entregar el país al aspirante a dictador.
El sofoco surge de la publicación de la lista Engel sobre los corruptos en nuestro suelo, que incluye a muchos funcionarios del régimen, aunque por ahora, si bien son todos los que están, no están todos los que son, un vacío que de seguro irá llenándose con el paso de los meses.
Ellos apuestan por el referéndum como el mecanismo para aprobar leyes por dos realidades:
—la primera, que las mayorías son fácilmente embobadas con halagos, desinformación, propaganda... Muchos entre el vulgo son incapaces de distinguir entre los procesos debidos en enjuiciar a alguien y los montajes para condenar antes de que un juicio inicie.
—La forma como han sido diseñados los programas de enseñanza impide a mucha gente diferenciar entre lo justo y lo injusto, por lo que es más que usual en nuestro país creer que justo es lo que les conviene, injusto lo que les perjudica.
Las dictaduras embrutecen, empobrecen y obligan a quienes no renuncian a pensar a esconderse, disimular y sobrevivir, como ha sucedido en Cuba, país que forzosamente llegará al desenlace deseado por todos, la restitución de la democracia, pero a costa de la sangre de muchos de sus pobladores.

Thomas Becket sentó un ejemplo de que el deber priva sobre la conveniencia

El vicepresidente propone, obedientemente, suprimir las cláusulas pétreas, los pesos y contrapesos institucionales, entre ellos la separación de poderes. A lo anterior se suma lo que por ahora es rumor: que la Asamblea, la controlada por el régimen, revise los fallos de la Sala de lo Constitucional como en Nicaragua, con la salvedad de que Ortega prácticamente anuló la legislatura.
Otra reforma que se menciona es la creación de un “tribunal constitucional” por si un grupo de magistrados toman a pecho, con honradez sus nombramientos y deciden fallar de acuerdo con la ley, con el espíritu de las leyes que son la gran conquista de la civilización occidental.
Ese fue el caso de Thomas A. Becket, camarada del rey en sus juergas y sus actos, que al ser nombrado Arzobispo de Canterbury tomó a pecho su responsabilidad moral, su deber cristiano, iniciando censuras y advertencias al rey Enrique II de Inglaterra, quien al poco tiempo ordenó su asesinato, uno de los grandes dramas de la historia británica y europea...