Que los chinos son todos unos "campesinos" dijo un muy alto personaje de los Estados Unidos, un epíteto que ofendió a la dirigencia de la China, considerando los extraordinarios logros en prácticamente todos los campos del arte y del saber de esa milenaria cultura, que antecedió a Gutenberg en usar tipos móviles en la impresión de documentos, inventaron la porcelana y la pólvora, desarrollaron los tejidos de seda a partir de un gusano...
Quienes hemos tenido el privilegio de visitar el Museo de la Ciudad Prohibida en Taipei, Taiwán, hemos podido apreciar los tesoros que fueron rescatados de las idioteces de Mao, que en el periodo de la "Revolución Cultural" instó a los jóvenes chinos a destruir mucho del legado histórico del pasado de la nación --escritura, imágenes, libros--. Viendo esa riqueza cultural nos damos cuenta de que las creaciones artísticas de los chinos a lo largo de milenios son de lo más extraordinario, llegando a merecer para mucho de lo suyo el calificativo de "sublime", como la música de los grandes compositores occidentales y las pinturas y esculturas de genios como Leonardo, Rafael y Miguel Ángel.
La música es posiblemente el campo en que Occidente ha destacado sobre el resto de las culturas mundiales, lo que ha instado a varios maestros chinos y japoneses a destacar por encima de otros ejecutores. Lang Lang es el más connotado pianista actualmente, como en su momento fueron Franz Liszt y Mozart.
No se puede subestimar a China, prueba de lo cual es que esta semana el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, declaró que la expansión militar china, tanto en personal como en armamentos, es "asombrosa", y el mismo jefe del Pentágono, Pete Hegseth, admitió que "la presencia militar china en el Hemisferio Occidental es excesiva". A esto se agrega el hecho de que China está construyendo alianzas con Japón y Corea del Sur, algo impensable en otro tiempo, para contrarrestar la ola de aranceles de Trump, que ha castigado a Pekín con aranceles de hasta el 104 por ciento.
Los chinos son todo menos "campesinos", pese a que Xi Jinping, el dictador, los trata como si lo fueran, manejándolos como recuas de ganado, espiándolos, reprimiendo las voces contrarias, sojuzgando a los hongkoneses, colocando cámaras de vigilancia en las viviendas de sospechosos de ser contrarios al régimen, lo que es impensable en una democracia, pero la práctica en las dictaduras, como la última satánica ocurrencia del régimen bukelista de poder interrogar a médicos, curas o quienes sea, sobre lo que sus pacientes o feligreses han dicho o expuesto. Para los dictadores de todo pelaje, sus "súbditos" son todos como ganado, recuas que se deben manipular pues por sí solos "o no piensan" o "piensan cosas indebidas".
¿Es que en Norteamérica la ley se pude manipular al antojo?
A lo largo de la historia y desde la formación de las primeras ciudades (de donde obviamente se deriva el concepto de "civilización"), la pugna entre los que quieren exponer sus ideas y quienes lo objetan o los persiguen ha llevado a torturas, muertes y masacres o, a la inversa, levantamientos.
Voltaire, el gran pensador francés, un genio universal, luchó contra todos los dogmas, contra lo que constituían grilletes y represiones al pensamiento. En su tiempo, en España y posiblemente en otros países europeos, todavía se montaban "actos de fe" consistentes en quemar vivos a "herejes", como fue el suplicio aplicado por Calvino a Miguel Servet, el español que descubrió la circulación de la sangre.
Otro condenado a la hoguera por herejía, el exsacerdote Juan Huss, cuando estaba a punto de ser quemado y una anciana fue a arrojar un puño de leña a la pila de ramas ardientes, exclamó: "O sancta simplicitas!" (¡oh, santa ingenuidad!), lo que seguramente se dicen a sí mismos los inmigrantes condenados a salir "inmediatamente" de Estados Unidos, sin que sus casos hayan sido revisados, como está sucediendo a muchos estudiantes extranjeros en universidades de Estados Unidos...