Monstruoso daño al Centro Histórico, a su patrimonio y visitantes

Gracias por el gesto, constructores chinos, pero lo mejor para dejar un legado de buena voluntad es proteger el patrimonio de una ciudad, ya tan desordenada y golpeada por los terremotos, la guerra y los duartistas.

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Dwight Grant, de 18 años, fue brutalmente asesinado por tres menores de edad en Miramar, Florida. Foto ilustrativa no comercial / https://www.youtube.com/watch?v=hnTe-9UkOQg

Por El Diario de Hoy

2021-10-26 8:41:50

La monstruosa —no puede llamarse de otro modo— destrucción del corazón del Centro Histórico de San Salvador para edificar una “biblioteca” va a desquiciar económicamente a la ciudad y al país, dado el papel que una urbe de primer orden y más una capital desempeña en el liderazgo, las transacciones, las cadenas productivas de toda la nación.
Gracias por el gesto, constructores chinos, pero lo mejor, para dejar un legado de buena voluntad, es proteger el patrimonio de una ciudad, ya tan desordenada y golpeada por los terremotos, los duartistas y los incendios de edificios antes de la guerra.
Basta recordar cómo en 1985 se impusieron las “zonas peatonales” cerrando las calles Delgado y Arce con la promesa de que servirían para la comodidad de los establecimientos y visitantes, pero que cortaron los flujos vehiculares y propiciaron la insalubridad y el desorden, como sucedió años antes con la Quinta Avenida frente al antiguo Telégrafo. Los negocios tradicionales fueron atrofiados por ventas improvisadas que les obstaculizaron el acceso y las vitrinas. La gente tuvo que bajarse a la calle para circular, con los consiguientes peligros e inseguridad.
Ahora se repite la historia: a causa del muro que se ha edificado y que interrumpió de golpe la circulación de la vía Avenida España-Cuscatlán, frente a la plaza Barrios, un automovilista tiene que hacer largos rodeos para ir del oriente al poniente de la ciudad o de norte a sur, congestionando otras vías, elevando los costos del transporte, contaminando el ambiente.
No hay beneficio válido en este “regalo”, pues los lectores que utilizan bibliotecas son relativamente pocos, a lo que se suma el que universidades y centros docentes tengan sus propias bibliotecas y archivos de consulta, además de que muchísimos estudiantes e investigadores acceden a información por Internet.
La Biblioteca actual es un hermoso edificio, un bien protegido, pero desde luego no protegido de las ocurrencias de un dictador que no se ocupa de los reales intereses del país sino de los suyos y de su clan.

Tenían muchas otras opciones pero dominaron el capricho y la imposición

A los chinos no les gustaría que ingenieros rusos o salvadoreños les construyeran un gran centro de tolerancia y bebidas en medio de la plaza Tianamén o sobre el mausoleo de Mao.
Pudieron haber construido detrás de la Biblioteca, en el espacio frente al cine Apolo e inclusive hasta la zona del mercado Belloso, nombrado así en honor del militar salvadoreño que tomó parte en la batalla contra los filibusteros de William Walker, que pretendió establecer un estado esclavista en Nicaragua en 1856.
(Hablando de los filibusteros, al colapsar la agresión de Walker, un número de sus combatientes huyeron a El Salvador, formando familias que al día de hoy tienen un pasado silencioso pero con mucho prestigio).
En todo ese “patio trasero” de la Biblioteca operan numerosos pequeños negocios que van a la bancarrota a causa de la salvajada. Lugares donde funcionó hace años el Colegio García Flamenco, donde está el edificio Rodríguez Porth, donde operaba la farmacia Vestal, la primera Avenida Sur en donde se instaló El Diario de Hoy, los alrededores del Mercado Central y varios edificios que se anuncia que serán demolidos, todo será afectado negativamente al complicarse sus accesos, lo que ni siquiera se toma en cuenta por el aspirante a dictador con tal de, como dijimos, “sacarle la lengua” a los Estados Unidos, un chiste que los capitalinos van camino a pagar muy caro, carísimo...