Por hambre y desesperación miles de hondureños formaron la caravana reprimida en Guatemala

Los hondureños huyen del desastre económico, humanitario, de las consecuencias de los huracanes Eta y Iota, pero primordialmente del desgobierno de Juan Orlando Hernández

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El director del Instituto Guatemalteco de Migración, Guillermo Díaz, le había informado el sábado por la tarde a una parte de la caravana que "no pueden pasar y no van a pasar". Foto AFP/ Johan Ordonez

Por El Diario de Hoy

2021-01-17 7:15:12

Una caravana de seis mil hondureños fue reprimida por fuerzas militares guatemaltecas en su viaje hacia México y Estados Unidos.
Por su parte, México tiene preparado un fuerte contingente militar en caso de que la caravana consiga pasar de Guatemala, lo que ya no parece posible.
Los hondureños huyen del desastre económico, humanitario, de las consecuencias de los huracanes Eta y Iota, pero primordialmente del desgobierno de Juan Orlando Hernández, a quien fiscales estadounidenses han acusado en un tribunal de Nueva York de proteger a un narcotraficante hondureño a cambio de grandes sobornos, incluso usando al ejército, lo que ahonda en las acusaciones planteadas en el juicio por tráfico de drogas contra su hermano, Juan Antonio Hernández.
El saqueo, los desplantes populistas, el abandono de servicios esenciales, el deficiente suministro del agua muy al estilo de El Salvador, han llegado al extremo de que un enorme porcentaje de hondureños apenas tenga que comer, como está sucediendo en El Salvador.
Son esos hondureños los que mayoritariamente forman la caravana que trata de llegar a Estados Unidos: gente con hambre, un hambre que no debería existir, dado que Honduras tiene un territorio muy grande, en parte arrebatado a El Salvador y Nicaragua, con muy buenos ríos, tierras feraces, ruinas mayas, islas muy atractivas para el turismo y el potencial de ser una nación en vías de desarrollo real, no camino al desastre.
Hernández, como sucede con tantos charlatanes, se hizo con el poder gracias al voto de descerebrados que venden su alma —o más bien el alma de sus naciones— por vanas promesas, por castillos en el aire. Pero cuando se dan cuenta de que cayeron en la trampa es muy tarde, como les pasa a los venezolanos que con amargura pagan el entusiasmo con que recibieron a Chávez, a quien entregaron un cheque en blanco, una “patente de corsario”…
Honduras es un país que se disputan dos mafias de la droga: la que se afirma que apoya al régimen y la del “hombre del sombrero”. Y según dicen, eso viene desde hace varias décadas.

Los califican de terroristas, lo que requete son, pero no se tocan las cabezas de la hidra

Honduras viene a ser un territorio de paso, abasteciendo los cárteles mexicanos de la droga (los del “Chapo Guzmán”, el cartel de Sinaloa, etcétera), grupos declarados como “bandas terroristas” por Estados Unidos, los que cavan largos túneles entre México y estados limítrofes en Estados Unidos, pasando por la franja fronteriza, un infierno de criminalidad, secuestro de niños, donde mujeres europeas y centroamericanas que persiguen “el sueño americano” terminan enrolladas en anillos de prostitución y más espantos.
Todo esto lleva a una lógica interrogante: ¿por qué estar combatiendo a los carteles pero no se toca el siniestro origen del mal, la narcodictadura venezolana?
En un momento quien fungió como jefe de Seguridad Nacional al inicio de la presidencia de Trump, John Bolton, dijo que “sobre la mesa” estaban todas las opciones para erradicar el cáncer venezolano, incluyendo la militar, pero nada pasó.
Se ha denunciado que la droga es lo que alimenta a las pandillas, el crimen callejero en toda la región, las luchas entre grupos, como que desde Venezuela salen vuelos hacia aeropuertos clandestinos en los territorios al sur del Sahara y de allí la droga llega a las mafias de toda Europa.
Pero Maduro, Diosdado, sus generales parecen estar muy, muy tranquilos…