El ataque a activistas del FMLN tiene el sello de los secuaces del régimen

Bukele escribió en Twitter que el ataque había sido parte de “un plan” de los partidos de oposición, un fallido intento de confundir y un innecesario insulto que ha tenido que tragarse porque la Fiscalía ha establecido que los implicados son subalternos del ministro de Salud.

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María Posada es dueña del comedor Évelyn en el mercado de la colonia Zacamil y asegura que ella compra no menos de cinco tambos a la semana, por lo que este incremento le afecta fuerte su presupuesto. Foto EDH / Jorge rEYES

Por El Diario de Hoy

2021-02-01 8:59:04

El ataque a mansalva a una caravana de activistas del FMLN tiene un obvio origen, cual es la permanente prédica de odio, los ultrajes, las descalificaciones que el cleptodesgobernante a diario vomita sobre el país, que lleno de envidia da palos a quienes —y como lo hemos anotado muchas veces— se niegan a reconocer su “naturaleza divina”.
Pandilleros, violentos, la escoria social es parte de su cohorte, la que se está preparando para desmantelar instituciones, atentar contra la democracia, perpetuar el saqueo.
Lo ocurrido ayer es un preludio de lo que sucedería si Bukele logra el control de la Legislatura, un hecho que no parece posible por una serie de factores.
Si desde que inició su presidencia ha venido perpetrando abusos antes inimaginables, incluyendo arremeter contra mujeres analistas políticas, informadores y medios de difusión independientes, diputados, magistrados, lo del lunes por la mañana encaja en el cuadro de violencia que lo caracteriza.
Voceros del FMLN señalan que a la agresión Bukele agregó el ultraje al decir en Twitter, la plataforma que usa para despotricar sin tregua, que el ataque había sido parte de “un plan” de los partidos de oposición, a los que llama “moribundos”, un fallido intento de confundir y un innecesario insulto que ha tenido que tragarse porque la Fiscalía ha establecido que los implicados son subalternos del ministro de Salud. Pero esa actitud la lleva en las entrañas, es parte de su ser…
Cuando el 9F, durante ese ataque sin precedentes a la Legislatura, la soldadesca intentó forzar a diputados ausentes a que se presentaran para lograr el quórum y aprobar el préstamo con el que adquiriría chatarra, que para muchos tenía el propósito de embolsarse una muy “jugosa” comisión.
Lo sucedido en esa infernal ocasión, al igual que el ataque a la caravana de activistas del FMLN en un vehículo donde también se transportaban niños y mujeres, comprueba una realidad trepidante: Bukele va a echar mano de la agresión, de las peores formas de violencia, si eso es necesario para mantenerse en el poder, al igual que lo hace Putin, el dictador ruso, que ha llegado a perpetrar asesinatos para no soltar su posición.
Pero el pueblo ruso está harto de esa dictadura y anhela vivir en democracia, pues lo de Putin es una prolongación en el tiempo del estalinismo, de los asesinatos a opositores, de las visitas a medianoche a quienes incomodaban al monstruo, pobres seres que desaparecían sin dejar rastro.

Los partidos y candidatos deben concentrar sus campañas en los abusos y robadera del régimen

En nuestro El Salvador y hasta la presidencia de Saca se vivió una democracia, imperfecta pero ajustada a la ley y que en sus rasgos esenciales no cayó en excesos hasta que el expresidente estadounidense Carter metiera pezuña en la región con los resultados que todos conocemos.
Nunca se llegó en este país a la clase de régimen que impera en España, que está esforzándose para supeditar la administración de justicia a lo que dispone el Ejecutivo y que ya motivó una advertencia muy seria de la comunidad europea: el Orden de Derecho no es negociable.
Pero el cleptodesgobernante asume otra postura: él es quien define la ley, lo que ha causado los permanentes choques con la Sala de lo Constitucional, con la Asamblea Legislativa y con el sector productivo.
Como hemos ya señalado, los partidos políticos deben colocar en un segundo plano sus agendas usuales y enfocar el esfuerzo en combatir la descarada robadera, la agresión a normas de convivencia, su negativa a rendir cuentas de los presupuestos que maneja…