Los jueces rechazan masivamente el golpe a la independencia judicial

Aunque los diputados creen tener poderes omnímodos por alegar que “representan al pueblo”, esto no les da derecho a pasar sobre la Constitución de la República, que ordena que las reformas en el Órgano Judicial deben ser promovidas por la Corte Suprema y no por la Asamblea, precisamente para no politizar la justicia.

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El miércoles, 1 de septiembre, policías detuvieron al informático Mario Gómez sin una orden de detención emitida por la Fiscalía o por un juez. Foto EDH/ Jonatan Funes

Por El Diario de Hoy

2021-09-02 8:41:50

Un masivo y rotundo rechazo fue expresado por los jueces del país contra las “reformas” de los diputados del partido de gobierno a la carrera judicial, que pasan a retiro obligatorio a 230 juzgadores, según denunciaron, para poner en sus judicaturas a incondicionales del oficialismo.
Aunque los diputados creen tener poderes omnímodos por alegar que “representan al pueblo”, esto no les da derecho a pasar sobre la Constitución de la República, que ordena que las leyes y reformas en el Órgano Judicial deben ser promovidas a iniciativa de la Corte Suprema y no por la Asamblea, precisamente para no politizar la justicia.
“Representar al pueblo” no es una patente de corso, una licencia para atropellar a diestro y siniestro a instituciones, poderes públicos y menos para violar la Constitución, para destruir una democracia que tantos sacrificios, pérdida de vidas y luchas costó.
Ninguna legislatura, ninguna generación humana, ninguna sociedad debe pisotear derechos esenciales de la persona, como tampoco agredir la racionalidad, lo decente, lo justo.
Todos los regímenes de fuerza, las narcodictaduras y entre ellas la venezolana, la cubana y la nicaragüense, politizan la administración de justicia para que los fallos judiciales se ajusten a sus sucias apetencias.
Es lo que intenta hacer Pedro Sánchez en España y Orbán en Hungría, al igual que los talibanes en Afganistán y los enloquecidos ayatolas iraníes, cuyo ascenso al poder fue facilitado por Jimmy Carter.
Quienes se han prestado para tales repugnantes atropellos y acuerparon el artero golpe al Poder Judicial, a los fueros de la judicatura, no deben olvidar que la Biblia enseña que con la vara que miden serán medidos y con una cuarta más. Es fácil destruir, desmantelar, arruinar; lo arduo es levantar conjuntos armoniosos, aquello que encaje con lo mejor del espíritu humano.
La contundente declaración de los jueces se une al también contundente rechazo de la población a la criptomoneda con la que se denuncia que el grupo en el poder piensa quedarse con los dólares y pagar con bitoins, una maniobra que en cualquier momento también, por las señales que hay, aplicarán a las remesas familiares: los salvadoreños en el exterior envían dólares,, pero acá les dan bitcoins o “colones/dólar” a las familias, vale decir, papeles que en ninguna parte se aceptarían fuera de nuestras fronteras.
Ya se dio el caso de un valiente joven salvadoreño que fue a pegar, a la pared de un kiosco de bitcoin, un rótulo rechazando la criptomoneda, gesto que la mayor parte de la población mentalmente hace a diario: nadie en sus cabales está a favor de papeles con pretensión de ser dinero, por más sellos que lleven encima. Ysi no, miren las últimas encuestas.

Al derrumbarse el Orden de Derecho se cae en las más dolorosas hambrunas

El grupo en el poder no cesa en lanzar al aire distractores, desviar la atención de la gente, montar circo tras circo, acusar sin causa, más cuando la sombra de la lista Engel —donde se nombran los corruptos en su equipo— los persigue a cada momento, como la sangre en sus manos atormentaba a la sonámbula Lady Machbeth en el drama de Shakespeare.
Los jueces han declarado que además de recurrir a todos los medios a su alcance para revertir el monstruoso decreto, también apelarán a las instancias internacionales, considerando que allí donde se derrumba el Orden de Derecho se afecta a todos los hombres del planeta.
En tal sentido, no se trata de un mero “asunto interno” cuanto de atropellos contra la civilización que van sumando, que socavan lo que tomó siglos consolidar. Y que hay consecuencias más allá de nuestras fronteras lo indica la presión sobre la frontera sur de Estados Unidos y las hambrunas que tarde o temprano comenzarán a asolar el Continente, como se escenificaron en África hace unos años.