"No tengo porque ir a desayunar con los bancos... ustedes ya están en la agenda de la Comisión Financiera, y no para hacer leyes a su medida, esperen la invitación”, respondió con arrogancia una diputada oficialista a los directivos de la Asociación Bancaria Salvadoreña (ABANSA) que le pidieron una reunión.
El texto de la carta enviada por el grupo representativo de la banca no pudo ser más cordial:
“Estamos convencidos que el desarrollo y el bienestar de la población requieren del compromiso de todos los sectores por lo que consideramos de gran relevancia el diálogo con ustedes... (esperamos) establecer relaciones cordiales y conversar sobre temas de interés para el sistema financiero”.
La prepotencia, los desplantes, el desdén de funcionarios hacia otros es norma, seguramente acatando lineamientos, como se demuestra en los interrogatorios inquisitoriales de la Asamblea a personeros de pasados gobiernos y desgobiernos: al lado de las burlas e inexperiencia de los inquisidores, brilla la arrogancia, el creerse literalmente los dueños de la finca y patronos de los jornaleros.
“Creerse dueños de la finca” es, sin embargo, lo que estos señores piensan de sí mismos y del actual gobierno, que trae a la memoria lo sucedido cuando se impuso la reforma agraria, llevando a que los jornaleros y los usurpadores robaran la madera, arruinaran cosechas, comieran la semilla y asaran en barbacoa los sementales y ganado.
Los salvadoreños ven con estupor cómo pontifican diputados sin solvencia moral, como el debutante cuyo padre está siendo enjuiciado por mal uso de fondos municipales. Y así podemos encontrar más casos, incluso de algunos que no conocen las leyes siendo abogados, ni el significado de palabras tan castizas y tienen que estar consultando el diccionario.
En este caso, por las señas es evidente que los diputados del partido en el gobierno muy poco entienden de banca y del papel que las entidades financieras desempeñan en una sociedad...
Los bancos cuidan con todo celo los recursos que manejan, pues no son de ellos sino del público, además de vigilar tendencias, sonar alarmas cuando se desbocan situaciones.
Como en todo quehacer humano hay bancos líderes que destacan sobre el resto debido a la solvencia moral de sus directivos, largas trayectorias de servicio, responsabilidad en sus operaciones, “un sexto sentido” que los coloca al frente de las instituciones.
Como ejemplo y para no nombrar entidades locales, en Estados Unidos Citibank, Bank of America, Chase Manhattan y un puñado de similares instituciones “sientan cátedra”, van a la cabeza de la industria de las finanzas.
Existen, es lógico, bancos de bancos, por lo que las superintendencias deben estar en las mejores manos, lo que no ha sido el caso en nuestro país en los últimos tiempos, lo cual ha dañado al público y a la nación. Para salvaguardar los intereses de usuarios y depositantes es que se exige a las instituciones depositar una porción de sus recursos como “encaje”, a lo que se agregar que los accionistas responden con su dinero personal una quiebra.
En tal sentido hay bancos de primera al igual que bancos que se sostienen “porque Dios es grande”.
La peor experiencia fue la de la banca estatizada por la junta golpista en el 80
En el Viejo Oeste, durante el siglo XIX, como en Argentina recientemente, los bancos eran asaltados, les robaban el dinero vía leyes como el “corralito”, sufrían “corridas”. Cuando a un mafioso de Nueva York, Willie Sutton, le preguntaron el porqué asaltaba los bancos, respondió con el clásico “porque allí está el dinero”, lo que movió a Bonnie y Clyde a su carrera criminal hasta que los mataron a tiros.
Al día de hoy asaltan bancos en pequeñas comunidades, pero el peor fue el perpetrado cuando se estatizaron los bancos en 1980 para disponer de los dineros para sostener la ruinosa reforma agraria que ya mencionamos.
Revertir esas “reformas” fue una tarea que tomó tiempo y paciencia...