Al final del mundo antiguo surgió una disputa, "internacional" en el sentido que solo se llevó alrededor del mundo conocido, excluyendo gran parte de Asia y obviamente América, de si representar seres vivos, santos y animales no constituía un sacrilegio, un acto condenable, una grave ofensa a Dios, a las deidades que poblaban el firmamento, denominados iconoclastas.
Babilónicos, egipcios y griegos representaban a sus deidades esculpiéndolas y pintándolas, como se ha descubierto en los frescos y figuras de Pompeya, lo que llevó a que en varias épocas la decoración en castillos y obras civiles imitaron ese estilo pompeyano, colorido y ligero, mientras en claustros, basílicas e iglesias esculturas, frescos y lienzos representando santos o escenas de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo adornaban paredes y cielos.
De varias esculturas griegas inclusive se conoce el nombre del pintor que las volvió "humanas" pero sin dejarnos el del escultor.
El tiempo lavó a lo largo de siglos esos pigmentos, lo que hace que muchos crean que los monumentos griegos y romanos eran "blancos", como blanco es el David de Miguel Ángel en la Galería de la Academia de Florencia.
En varios museos, empero, se conservan esculturas griegas y romanas talladas en piedras de distinto color, policromas, lo que nos da la idea de lo espléndido que fue el resto de la estatuaria.
Dado que la mayoría de la gente durante el Medioevo era analfabeta, cuadros y pinturas les aleccionaban sobre la historia del cristianismo y lo que pensaban era el origen del mundo según el libro de Génesis, el relato del Paraíso Terrenal y Yahvé separando las tinieblas de la noche para crear el día, la serpiente seduciendo a Eva...".
Las pinturas, imágenes y otras representaciones tienen un fin didáctico, se explica, además de ser referentes históricos que de ninguna manera sustituyen a la Divinidad, los ángeles y los santos, pues lo que la Biblia prohíbe son los ídolos y "otros dioses" como se creen algunos en esta tierra.
Los musulmanes y los judíos ortodoxos mantienen al día de hoy el rechazo a la representación de hombres y seres vivos, pero los primeros llevan al extremo ese precepto como puede observarse en teocracias como Irán o Afganistán, que han retrocedido hasta el Medioevo, degradado a la mujer privándola de todos sus derechos y convertido en grises mezquitas lo que antes eran majestuosos templos como Santa Sofía en Turquía.
La necesidad de representar en imágenes y colores lo que vemos en nuestra imaginación, plasmar en lienzos y otros materiales ese maravilloso mundo interno que artistas y hasta personas comunes imaginan, es, para muchos, irresistible, lo que inicia con niños dibujando con lápices de colores sus figuritas hasta grandes maestros creando obras de belleza y hermosura que se legan a las generaciones futuras, como valoramos y agradecemos lo que pintores flamencos, alemanes, italianos y españoles, entre muchos otros, nos han dejado; es raro el pueblo que no haya contribuido con excelentes y extraordinarias pinturas y esculturas a lo que es un patrimonio universal, iniciando con el hombre de las cavernas.
Fomentar a niños dibujar y pintar es abrir sus ojos a la belleza
En la historia del arte se recoge como la necesidad de expresarse en formas y colores llevó a jóvenes cuyos padres deseaban que fueran lo uno o lo otro, pero que su pasión por el arte les llevó a la pintura y la escultura.
Hokusai, el creador de "La Hola" y otras excelsas obras, originalmente estaba destinado a ser guerrero, pero en lugar de ello es uno de los grandes maestros de la pintura japonesa...
La pregunta pendiente es en qué momento de su desarrollo, musulmanes e iconoclastas prohíben a sus hijos pequeños dejar de hace figuras con sus lápices de color o rechazan billetes con efigies humanas...