Platón dijo que la belleza es un reflejo de los ideales del espíritu

Lo puramente utilitario se vuelve desechable, lo que contrasta con excelentes obras arquitectónicas de nuestro tiempo como el desarrollo de Le Corbusier en Chandigar en la India

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Guardias del sistema penitenciario (SP) fueron secuestrados por pandilleros dentro del penal El Infiernito el 31 de agosto por el traslado de cabecillas para evitar extorsiones desde la cárcel, posterior los custodios fueron liberados, informaron fuentes oficiales. Foto/ AFP

Por El Diario de Hoy

2020-09-03 9:24:48

¿Por qué la belleza importa?
Roger Scruton, un filósofo y escritor británico contrasta lo que hasta finales del siglo XIX era considerado “bello” y hermoso con lo que hoy en día se contempla en museos, galerías de arte y hasta exhibiciones patrocinadas por los más diversos grupos de una sociedad.
Lo bello, dice, lo define Platón y lo reitera Kant, es dar vida a un ideal, lo que más se logra con el rostro y los de seres vivos, desde atletas, efebos, diosas, árboles, paisajes hasta pinturas y esculturas de ancianos como los bustos griegos y romanos, los autorretratos de Rembrandt, los famosos modelos de Van Gogh y los realistas franceses del siglo XIX.
Sus “retratos” iban tras el alma y el carácter del modelo.
Se continúa pintando, esculpiendo y creando gran arquitectura pero al mismo tiempo se sufre una invasión de lo cursi, lo sin sentido, lo absurdo.
En algunas exhibiciones señaladas por Scruton hay “instalaciones” de cinco metros cuadrados de ladrillos —ladrillos comunes y corrientes— una cama como la dejó una de tales artistas al levantarse por la mañana y que es parte de una exhibición permanente, cuadros que son azules o amarillos o verdes en su totalidad, un orinal que firmó, como protesta por las rígidas actitudes del Establishment académico de su época, Marchel Duchamp, cuya obra “Mujer desnuda bajando una escalera” es un icono del arte contemporáneo.
Cada obra se debe juzgar por sus propios eméritos, por las circunstancias en que fue creada, por su originalidad, lo que da espacio a los desbordes de color de Jackson Pollock como a la Victoria de Samotracia. El arte es siempre único pues hasta las copias romanas de originales griegos no fueron calcas milimétricas cuanto nuevas realizaciones.
Hay un “derecho” a ser cursi, a vestir mal, a hablar mal y pensar mal…

El arte siempre contrasta con lo utilitario y lo cursi

El problema que se sufre de incomprensión, de vernos rodeados por lo que vale muy poco, es debido a que para la mayoría de nuestros contemporáneos lo que importa es lo utilitario, lo que está cerca y necesitan, a lo que se suma tratar de ser “original” a cualquier costo.
Gran parte de la culpa de esta degradación del gusto y del arte, nos dice Scrutun, es consecuencia de la mala arquitectura, de la arquitectura utilitaria que no pasa de ser cajones altos con ventanales y entradas sin interés, una tendencia que originó un arquitecto de Chicago, Sullivan, que dijo que “la forma sigue la función”, una regla que no siguió su discípulo Frank Lloyd Wright, uno de los grandes arquitectos de nuestro tiempo.
Lo puramente utilitario se vuelve desechable, lo que contrasta con excelentes obras arquitectónicas de nuestro tiempo como el desarrollo de Le Corbusier en Chandigar en la India, donde tuvimos el señalado privilegio de estrechar su mano.
En Dubái, uno de los emiratos del Golfo Pérsico, se han contratado excelentes firmas de arquitectos para crear obras muy originales, extraordinarias.
Majestuosas son las dos pirámides del Louvre en París al igual que las creaciones de Renzo Piano, entre ellas el museo Pompidou, que alberga una extraordinaria colección de obras de pintores y escultores contemporáneos, al igual que el museo Der Moderne en Múnich.
Lo cursi, ridículo, barato tiene su mercado, al igual que las maravillosas creaciones del espíritu humano.