La Asamblea de Bukele pretende darle al régimen más poder para encarcelar

Como en Cuba, las “leyes” se hacen a conveniencia y de acuerdo con las circunstancias, lo que conduce a que tales leyes puedan alterarse de un momento a otro, pues no sientan ninguna jurisprudencia válida.

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Foto: AFP

Por El Diario de Hoy

2021-11-18 4:55:38

Como los militares lo hicieron en 1978 con la “Ley de defensa y garantía del orden público” que castigaba hasta la difusión de pronunciamientos y noticias desafectas al gobierno, el actual régimen pretende promulgar una “ley” que le faculta encarcelar a cualquier persona que, según considere, “contravenga el orden público, la seguridad nacional y la soberanía del país”, vale decir lo que moleste, contraríe o estorbe a la dictadura.

Por desaguisados como este, Naciones Unidas ha pedido no aprobar dicha normativa, al mismo tiempo que el Gobierno alemán ha suspendido la ayuda comunitaria a El Salvador “hasta nuevo aviso”.

Leyes, en el estricto sentido, responden a normas que encajan con un Estado de Derecho, que se apoyan en lo racional y, por lo mismo, concuerdan con lo que es el sentido común, lo que no choca con las mínimas nociones de decencia.

Una regla aplicable a lo que es buena ley es la que se cita con frecuencia: no puede alegarse ignorancia de la ley en ninguna parte pues el común de la gente sabe lo que el buen ciudadano debe hacer en los casos que la vida va presentando. Y esto a su vez se deriva de la regla de oro: no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti.

Pero como sucede con niños que con naturalidad pueden comportarse mal y es deber de sus padres corregirlos, nadie sabe o puede anticipar lo que hará un grupo de fuerza, una dictadura que al capricho persigue y condena, por lo que la gente se ve obligada a auto-censurarse para que no le caiga el garrotazo.

¿En qué circunstancias es que alguien puede descubrir que al reunirse con un grupo de conocidos lo van a acusar de conspirar y sin proceso legal alguno lo meten en la cárcel por cinco años?

Como hemos ya dicho, con tal clase de normas —normas de dictaduras— muchas personas se exponen a que por envidia, rencores, para “quedar bien” con los esbirros, las denuncien y, una vez marcadas, sean perseguidas, que sus vidas se conviertan en una pesadilla.

Las pandillas tienen sus “leyes” en tal sentido, como los contrabandistas y mafiosos. Una “ley” no escrita de la Cosa Nostra era no tocar ni a las mujeres ni a los niños, pero en la película “El Padrino” se expone el caso de un capo mafioso que trata de eliminar a toda una familia, hasta el hijo de un asesinado, que se salva cuando sus parientes lo despachan a Nueva York y le dan como apellido Corleone...

Hasta los esbirros que caen en desgracia se exponen a ir a la chirona

Como en Cuba, las “leyes” se hacen a conveniencia y de acuerdo con las circunstancias del momento, lo que conduce a que tales leyes puedan alterarse de un momento a otro, pues no sientan ninguna jurisprudencia válida.

Lo que se persigue en primera línea, como señala el abogado constitucionalista Enrique Anaya, es el derecho a expresarse, a opinar, a disentir. Y junto con el jurisconsulto van todos los que no están para renunciar a su derecho, el fundamental derecho de todas las democracias, el derecho a la libre expresión.

A la par de esas imposiciones y también pisoteando lógica y decencia van los febriles meneos del régimen para procesar y encarcelar a Norman Quijano partiendo de lo que un pandillero “criteriado” dijo... sujetos que dicen lo que les ordenan decir...

El caso de Norman es sintomático en el mal sentido: todos en este suelo están en riesgo de ser perseguidos y machacados, incluyendo a generales del Ejército; los esbirros que por algún motivo caen en desgracia o son empujados a caer por los que buscan ocupar esa posición son otro caso.