Todavía falta mes y medio para que entre la nueva Legislatura y, sin que venga al caso, el ministro de Hacienda ya comenzó a hablar de que promoverán una “reforma integral de pensiones”, es decir, están pensando fijamente en los ahorros de los trabajadores.
Si bien el funcionario dijo que “buscarían beneficiar a los cotizantes, al Estado y las administradoras de los fondos”, economistas y políticos temen que el clepto-régimen sólo busque caerle encima al dinero para disponer de “liquidez” en un momento en que tiene que pagar los créditos de todo lo que ha despilfarrado o ha ido a parar sólo Dios sabe dónde.
Las pensiones, saqueadas durante desde el tiempo de Saca mediante la compra obligada de certificados financieros al ridículo 2% de interés cuando en el mercado estaban al 6%, no son un bien público, dineros de la generalidad, un don caído del cielo, sino propiedad de los contribuyentes al sistema de ahorros de las AFP que mes a mes aportan una fracción de sus salarios en unión de la llamada cuota patronal para poder luego tener fondos para su jubilación, cuando no necesariamente dispongan de otra fuente de ingreso.
Cada centavo de las AFP tiene dueño con nombre y apellido; no se trata de una especie de cofre donde esos dineros se acumulan, sino que son como las cuentas corrientes de un banco: cada una tiene un dueño; solo se ha dado un caso con los peronistas argentinos en que se montó un “corralito” para robar los ahorros de la gente.
En un momento durante su presidencia y alegando principios de “solidaridad”, Antonio Saca intentó pasar las contribuciones obrero-patronales al fondo común, al Presupuesto General de la Nación, pero afortunadamente el rechazo casi unánime del público impidió que el atraque llegara a tal punto.
El sistema de las AFP fue retomado de la experiencia del modelo chileno, que ha aportado enormes beneficios a los trabajadores de aquel país, con la diferencia de que las AFP de allá pueden financiar proyectos no solo en Chile, sino en muchos países sudamericanos, algo que no se puede hacer acá. Sin embargo, el sistema salvadoreño es más ventajoso para los empleados porque por cada dólar que cotiza el trabajador, el empleador debe aportar otro, así como que a partir de la reforma del 2017 se garantiza la pensión vitalicia de los cotizantes, algo que los sistemas manejados por el Estado fracasan en lograr.
A las AFP no solo aportan trabajadores del llamado sector formal, sino también independientes que buscan asegurar un futuro.
Los sistemas de pensiones manejados por “el Estado” versus los de AFP están en bancarrota o muy cerca, lo que hizo que el presidente Macron impusiera una reforma subiendo la edad de la jubilación, lo cual llevó a huelgas y paros en pleno invierno, bajo torrentes de agua, echando abajo el intento. Los huelguistas no lograron más que arruinar las pasadas navidades en Francia, afectar los comercios...
El mejor seguro para los “años dorados” son familias amorosas y unidas
A menos que los ahorros se inviertan en programas rentables, como en Chile y lo que a su vez promueven muchas empresas en Estados Unidos que alientan a supersonal a invertir en acciones y fondos privados de retiro, lo probable es que la gente tenga que trabajar toda su vida mientras no sufra de incapacidades, lo que es muchísimo más interesante que pasar esos años apoltronados, bebiendo y de espectador de culebrones o juegos deportivos.
El ocio envejece y engorda...
La mejor garantía para los “años dorados” son familias unidas, amorosas, responsables, además de amistades sinceras y comunidades acogedoras, a lo que se suma ejercitar el cuerpo y continuar aprendiendo, estudiando...