En el extremo de la barbarie, el asesinato de un periodista saudí

Los periodistas, como el martirizado saudí Khashoggi, al igual que los muchos asesinados en México por las mafias de la droga, no inventan nada sino que son los que informan, los mensajeros con las buenas o malas noticias. Y en esto hay que diferenciar entre periodistas honestos y mercenarios de la pluma o la desinformación.

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2018-10-17 9:45:08

¿Por que solo al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, lo van a encausar por sus excesos y lo más grave, por supuestamente ordenar el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, a quien de acuerdo con todas las señales incluyendo grabaciones tanto de la inteligencia de Estados Unidos como de Turquía, asesinaron y luego descuartizaron en el consulado saudí en Estambul?

La policía turca tiene grabaciones que indican que Khashoggi fue detenido minutos después de entrar en el edificio, golpeado, sedado y desmembrado vivo en el despacho del cónsul, mientras sus asesinos, unos 15 agentes saudíes, escuchaban música. En procura de una macabra certeza, los saudíes hicieron traer a uno de sus principales forenses para la cruenta fechoría.

El príncipe Mohammed bin Salman tiene un historial de reformador pero asimismo de ir en contra de sus propias reformas, como al haber legalizado que la mujer pueda conducir vehículos sin ir acompañada de nadie. El príncipe azuzó a grupos saudíes a que hostigaran y atacaran a muchas mujeres por conducir sus vehículos, además de hacer que condenaran a muerte acusándola de sedición a una activista de los derechos de la mujer, que todavía no ha sido ejecutada por las protestas mundiales sobre el caso.

Cuando preguntamos “¿por qué solo a él?” es debido a una repugnante realidad: Assad de Siria ha perpetrado muchísimos más crímenes contra sus oponentes, además de ser el que mueve al Estado Islámico, que está creando el caos en Siria e Iraq, pero los rusos lo apoyan y ningún poder europeo bombardea su guarida.

Igualmente se ha denunciado que Putin ha ordenado el asesinato de disidentes rusos asilados en Gran Bretaña, incluyendo a un político y a su hija y a otro envenenándolo con polonio, una sustancia tan tóxica que un décimo de litro puede matar a toda la población de Francia.

Tal clase de fechorías, matar a enemigos u opositores en el exterior lo ordenaba el linchado Gadafi, de Libia, hasta que su palacio fue bombardeado por la fuerza aérea estadounidense.

La expedición punitiva contra Gadafi tuvo un precedente en la historia; en 1805, la infantería de la marina de Estados Unidos erradicó las bases de los piratas en las costas del norte de África y en su bastión de Trípoli, lo que se conmemora en el himno del cuerpo. A esta hazaña se le conoce como la Batalla de Derna.

Ejecutando a los mensajeros

Los periodistas, como el martirizado saudí Khashoggi, al igual que los muchos asesinados en México por las mafias de la droga, no inventan nada sino que son los que informan, los mensajeros con las buenas o malas noticias.

Y en esto hay que diferenciar entre periodistas honestos y mercenarios de la pluma o la desinformación, como muchas de las publicaciones en el Internet o la desinformación que un falso mesías disemina en las decenas de miles de troles que manipula para difamar, insultar y confundir.

¿Han oído nuestros lectores las transmisiones de radio cubana, de la cadena de la narcodictadura venezolana, lo que transmiten las radiodifusoras controladas por el partido oficial en El Salvador?

El mundo está bajo un tsunami de, como decía Hamlet, “palabras, palabras, palabras”, dejando a cada recipiente la tarea de separar la basura y lo irrelevante de lo sabio y válido.

Lo último de aberración es el intento de los efemelenistas de controlar y vigilar lo que debemos o no debemos, según ellos, oír o conocer, de acuerdo con el criterio de fanáticos sin ningún escrúpulo.