Todas las opciones para tratar el cáncer de Venezuela están sobre la mesa, desde las suaves hasta las fuertes, dijo el presidente Trump el miércoles, coincidiendo con la comparecencia de Maduro en la ONU para explicar la realidad de su país, realidad que toda persona medianamente informada conoce: una dictadura que ha provocado un caos humanitario y el enmiseramiento de la gran mayoría de sus habitantes.
Desde Venezuela, ha denunciado Estados Unidos, se alimentan los cárteles de la droga, por ahora el sostén principal del llamado “socialismo del Siglo XXI”, además de potenciar las mafias en la región, violentas pandillas que luchan entre sí y perpetran toda clase de atrocidades.
¿Cuáles pueden ser esas opciones que menciona el presidente? Las sanciones diplomáticas, lo que incluye congelar visas, fondos y propiedades de funcionarios, ya se ensayaron sin hacer verdadera mella en el régimen.
Obviamente, un desembarco de tropas estadounidenses provocaría inútiles derramamientos de sangre y una larga operación militar, dando tiempo a los izquierdosos en el mundo a montar protestas y desórdenes en diversas partes.
El mismo Trump responde que los militares venezolanos pueden resolverlo “si quieren”, pero en tono jocoso recuerda que ellos fueron los primeros en salir corriendo cuando estalló una bomba en un acto oficial. Sin embargo, él se reserva qué podría hacer Estados Unidos, pues reseñó que Obama siempre decía lo que iba a hacer y eso solo traía complicaciones. Solo él sabrá. Su gestión se ha caracterizado en muchos casos como impredecible.
El exdirector para Sudamérica del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, Fernando Cutz, refuerza que la opción militar está en la mesa y descartarla “sería irresponsable” en vista del caos y la crisis humanitaria que viven los venezolanos. “Maduro no se va a ir, y no le importa que la gente esté muriendo de hambre y huyendo del país”, enfatizó. No hay más salida que la militar. La pregunta es ¿cómo se hará?, según el exfuncionario.
Como están las cosas actualmente, una dictadura como la venezolana, al igual que la de Nicaragua, no solo están ancladas sino que además se convierten en seguros refugios de malhechores, ladrones, capos del narcotráfico y toda suerte de malandrines, como ya se ha visto. Si a esto se le suma que les dan “asilo político” y que por eso Interpol rehúsa capturarlos, pese a que son reclamados por los tribunales de justicia de sus respectivos países…
Las consecuencias de permitir
cánceres antidemocráticos
El sistema interamericano no ha sido capaz de poner en pie efectivas medidas contra dictaduras que intentan perpetuarse, pues si bien el actual Secretario General ha sido muy claro en sus posturas contra la narcodictadura venezolana, ha fallado en censurar a otros regímenes, como el hondureño, que a las claras pretenden perpetuarse, lo que a su vez genera una serie de graves perjuicios para una nación, entre ellos:
—Se forman mafias y se expande la corrupción, con el saqueo consiguiente como ha sucedido en El Salvador;
—las dictaduras invariablemente imponen censuras y persecuciones a quienes señalan, denuncian y critican, como desde hace largo rato sucede en Venezuela y Nicaragua;
— se desmoraliza a la población, que para sobrevivir se pliega a los corruptos en el poder hasta que se provoca un estallido como en estos momentos en Nicaragua, lo que deriva en sangrientas represiones…
De mal en peor…