Como la fe, la razón es un don de Dios

Es esa la gloria de la civilización occidental como la heredamos de los griegos y de grandes pensadores como Santo Tomás de Aquino. Y es lo que hoy en día articula lo que se piensa en países como Corea del Sur, Japón y los Tigres del Asia: no son imanes o monjes budistas los que marcan el paso, sino librepensadores.

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Foto por Francisco Campos

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2018-09-24 5:00:51

Europa es esencialmente el continente de la extrema racionalidad, donde lo que articula la vida pública y, sobre todo la vida intelectual, se somete a la disciplina de la razón, examinando cada argumento, estudio, análisis, investigación, se trate de ir tras hechos históricos o analizar planteamientos de Estado, de la vida política.

Es esa la gloria de la civilización occidental como la heredamos de los griegos y de grandes pensadores como Santo Tomás de Aquino. Y es lo que hoy en día articula lo que se piensa en países como Corea del Sur, Japón y los Tigres del Asia: no son imanes o monjes budistas los que marcan el paso, sino librepensadores.

Los que han tenido la fortuna de estudiar filosofía y disciplinas relacionadas en universidades europeas y en nuestro caso Alemania, tienen en lo esencial de su formación el ser rigurosamente racionales al pensar, procurando que lo que piensan, exponen, analizan e indaguen se ajuste a lo lógico, a la plena sensatez mientras tengan buen uso de sus capacidades mentales.

Cuando además se estudian los escritos de sus grandes pensadores, luminarias del intelecto universal, el rigor no se pierde.

Kant es la más destacada figura de la filosofía alemana, a juicio nuestro, y su “Crítica de la Razón Pura”, su obra más importante aunque no siempre estudiada o leída.

Leer la “Crítica de la Razón Pura” en alemán no es fácil ni para los mismos alemanes, que tienen que leer y releer varias veces sus textos para comprenderla, a lo que se agrega una dificultad adicional: en alemán el verbo está siempre al final, lo que convierte la lectura de un párrafo de dos o tres páginas en un formidable desafío, más a los lectores del español crecidos en la escuela de Benito Pérez Galdós de frases concisas, el modelo adoptado por la mayoría de escritores contemporáneos.

La racionalidad se cuida en cualquier disciplina o tema, se trate de disertaciones sobre sicología aplicada, historia del arte, germanística… al exponer cualquier tema se detallan sus fuentes, los reparos importantes hechos a algunas facetas de lo que se analiza, se nombran los autores principales de estudios relacionados… al final de las disertaciones con frecuencia los estudiantes felicitan a su profesor golpeando los pupitres con los nudillos de sus manos, no con aplausos, lo que sí ocurre en conferencias abiertas al público.

El disparate de pedir que
se arrancaran todas las
obras de Miguel Ángel

Esa claridad y rigurosidad se manifestaba en cursos especializados, como al tratar un particular periodo de la escultura griega: se expone lo que está establecido, se pasan láminas ilustrando los sutiles cambios en la visión de los artistas, como cuando las figuras dejan de estar verticalmente representadas y éstas, en piedra, apoyan su cuerpo más sobre una pierna que sobre la otra, o, igualmente con sus vestimentas: se pasaba de pliegues relativamente sencillos y verticales, a telas que daban el aspecto de estar mojadas que casi desnudan la kore, la doncella, lo que raramente se da en los efebos que se esculpían desnudos, sin hojas de parra como en el Museo Vaticano de Roma.

El real o hipócrita pudor de los clérigos de los siglos posteriores a su realización de la Capilla Sixtina, hizo que uno de ellos, frate cretino, propusiera arrancar todas las pinturas realizadas por Miguel Ángel.

La razón es un don de Dios.