300 millones de dólares: 10 años de cárcel $300: 15 años de cárcel

Este país no resiste otra ronda de corruptos que buscan llegar al poder a toda costa, que engañan a las masas asumiendo poses místicas de redentores, pero que solo llevan a los países a la miseria y a la hambruna como en Venezuela.

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Foto EDH: Archivo

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2018-08-13 10:00:09

Lo robado por Saca, lo que la Fiscalía dice que saqueó Funes y todo el engranaje de la corrupción es grave, más de un billón de dólares en conjunto, pero mucho más perniciosa fue la red de complicidades y la perversión general causada al país, lo que se refleja en el cinismo de tantos sectores y los procederes del actual grupo en el poder, que va de cortina de humo en cortina de humo engañando a los salvadoreños.

Hasta ahora el mensaje había sido que los corruptos podían perpetrar las peores barbaridades sin mayores consecuencias, que hemos vivido en una jungla sin moral y sin efectivas defensas para los salvadoreños de trabajo, la gente decente en esta tierra.

La población ha visto con indignación e impotencia en los periódicos y la televisión las mansiones y otras propiedades confiscadas a Saca y su grupo, así como la admisión de culpabilidad que hicieron públicamente.

Estos son pasos importantes en la lucha contra la corrupción y la impunidad.

Sin embargo, es necesario corregir otros procedimientos que vuelven desiguales estos esfuerzos y afectan su resultado.

Los salvadoreños cuestionan el hecho de que Saca entregará solo una parte mínima de lo sustraído a las arcas del Estado y probablemente estará poco tiempo en prisión, mucho menos de 10 años. Sin embargo, está el caso del joven Daniel Alemán, al que plantaron droga y luego acusaron de extorsionar 300 dólares, para lo cual se pidió una pena de hasta 15 años de cárcel.

Pese a que pasó mucho tiempo en prisión y fue absuelto, ya apelaron para revertir dicho fallo.

Entretanto, Leonel Antonio Miranda, de 36 años, fue condenado a cinco años de cárcel por el robo de una vaca en Acajutla, Sonsonate. Según las autoridades, el semoviente, que puede llegar a costar hasta mil dólares según su rendimiento, fue robado en el cantón Metalío y encontrado en la casa de Miranda.

Comparados con el caso Saca, castigos como estos podrían considerarse desproporcionados, lo que recuerda el drama de Jean Valjean, de Los Miserables de Víctor Hugo, al que persiguen incansablemente durante años por robar una hogaza de pan.

Como los ratones tras el queso, así van muchos tras el dinero

Este país no resiste otra ronda de corruptos que buscan llegar al poder a toda costa, que engañan a las masas asumiendo poses místicas de redentores, pero que solo llevan a los países a la miseria y a la hambruna como en Venezuela, con un colapso de servicios y con una violencia pavorosa.

Aunque, como decimos, es un importante paso sin precedentes condenar a un expresidente que ha saqueado las arcas del Estado, los dineros de los salvadoreños, este caso nos debe llevar a la reflexión sobre la legislación que permite arreglos por los cuales los convictos pueden obtener beneficios como reducir sus penas a cambio de confesar. No se trata solo de lograr una condena, sino de que realmente se haga justicia y se devuelva todo lo mal habido.

La Asamblea debe abocarse al problema de liberar individuos que robaron millones de millones y a los que liberarían sin devolver más que una pequeña porción del botín, a lo que se suma el daño moral e institucional que tomará mucho tiempo sanar.

El reto es enviar un mensaje también en este sentido contra la impunidad y la corrupción.

Los ratones, como los funcionarios corruptos, huelen el queso a distancia y allá van a darse un festín.