Si caen en esos infiernos,“abandonen toda esperanza…”

Lo que sucede en Nicaragua es el equivalente a que la policía no intervenga si un hombre descuartiza a su legal consorte, alegando que se trata de rencillas familiares, asuntos “personales”... Cuando una casa en el vecindario coge fuego, tarde o temprano corremos ese mismo riesgo.

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Equipo Alianza posando previo al partido de la final ante Santa Tecla. Cinco de ellos habían sido llamados a la Selecta / Foto Por EDH - Lissette Monterrosa

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2018-07-22 8:53:35

La Organización de los Estados Americanos (OEA) advierte que Nicaragua está camino de convertirse en otra Venezuela, esto es, en una narcodictadura, plantada en el centro de la región centroamericana.

Y como por su parte el presidente electo de México, López Obrador, en su primer anuncio de política exterior condena cualquier intervención en Venezuela, ya tiene Ortega para reírse de sus críticos a carcajadas. Se ríe a carcajadas sentado sobre una pirámide de cadáveres, que en el último conteo son más de trescientos, incluyendo niños, estudiantes, un norteamericano, mujeres…

La tragedia para los nicaragüenses, para toda Hispanoamérica, es que la OEA es prácticamente un organismo debilitado que no pasa de emitir condenas y advertencias, regaños públicos, que no hacen ninguna mella en las dictaduras que se instalan en el Hemisferio, que con esta masacre, como con las matanzas perpetradas por Maduro, comprueban que pueblos víctimas no tienen rescate, que, como en Cuba, pueden ser oprimidos durante generaciones por una camarilla que se sostiene por la fuerza de las armas.

Las condenas de la OEA a Ortega equivalen a enviar las familias de los asesinados mensajes de condolencia, flores para los funerales.

Que las dictaduras perduren hasta que se pudran, como se vislumbra es el futuro de la tiranía cubana, no es ningún consuelo para nadie, sino una especie de maldición como lo advierte la leyenda que Dante colocó en la puerta del Infierno: “Vosotros que entráis, dejad toda esperanza…”.

La inacción, la inútil retórica, los aspavientos que hace la OEA antes estas tragedias, vienen a ser como un mensaje a sediciosos, mesiánicos, bandas de aventureros, sicópatas de cualquiera de las variantes del marxismo: si logran hacerse con el poder, sea a través de guerras como en El Salvador o por vía electoral como Hitler, Chávez, Lula y ahora Evo, pueden petrificarse como dictadores hasta que la parca los lleve al otro mundo.

Un mensaje de la OEA a todos los mesiánicos

Ortega tiene la buena fortuna de ser un dictador de izquierda, socialista, o más bien la variante zurda nica, pues si fuera de derecha ya habrían desembarcado tropas coligadas de países americanos, bloqueado el suministro de combustibles como cuando derrocaron a Somoza.

Todo el esquema interamericano debe revisarse, pues que impunemente narcodictaduras masacren a sus opositores y lleven a la bancarrota a los países donde se entronizan, son crímenes contra la humanidad, como los que perpetra en estos momentos Assad en Siria, que para mantenerse en el poder ha destruido gran parte de su propio país y desatado sobre sus vecinos la furia de los enloquecidos seguidores del ISIS.

Lo que sucede en Nicaragua es el equivalente a que la policía no intervenga si un hombre descuartiza a su legal consorte, alegando que se trata de rencillas familiares, asuntos “personales”, como si entrar a una barriada controlada por una pandilla fuera asimismo violar sus espacios, su intimidad.