Prioridad de Asamblea debe ser revisar las leyes minoriles

La impunidad en cualquiera de sus formas es la sombrilla que cobija el delito, amparando desde narcotraficantes hasta corruptos que toman dinero para apoyar legislaciones, o el policía que toma una mordida para no imponer una esquela.

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2018-05-22 9:50:41

Son muchos los temas urgentes que debe analizar y definir la Asamblea Legislativa, desde elegir magistrados sin vínculos con el oficialismo o cualquier partido político hasta investigar las plazas fantasmas y otros desvalijamientos perpetrados por algunos de sus miembros, según se ha denunciado.

El nuevo hospital Rosales, el Palacio Legislativo, los troles, el caos en el que el exalcalde capitalino deja San Salvador… Pero lo más urgente es revertir el garantismo sobre el “menor infractor”, que llega al extremo de prohibir que se lleven antecedentes de menores delincuentes.

Como hemos recordado, las pandillas se formaron a ejemplo de la guerrilla y esa ley “del menor infractor” fue la nodriza. Inicialmente el proyecto de ley llegaba al extremo de dar a los menores el derecho de carearse con los testigos que los señalaban e interrogarlos, lo cual no haría más que intimidarlos.

En contraposición está el caso de los jóvenes de buena conducta que no tienen forma de mostrar que no tienen antecedentes penales, como en el caso de aquellos a quienes sus captores les plantan droga para procesarlos, como se ha visto que ha ocurrido e incluso algunos policías han sido procesados por ello.

Como dijo en una ocasión un diputado estadounidense sobre la pornografía, la conoce al solo verla, como aquí es casi seguro que los pandilleros y criminales se conozcan al solo verlos sin necesidad de buscarles tatuajes en el cuerpo; su misma torva mirada y aspecto los delata, como los dos capturados después de secuestrar a una pobre señora que la policía rescató.

Pero, como decimos, el joven al que encuentran con un arma en un cafetín o al que sufre un percance de tránsito no tienen manera de pedir a sus captores que llamen a la policía y pregunten si él tiene antecedentes delictivos, pues las leyes minoriles y a partir de la “ley del menor infractor”, tales registros no pueden llevarse.

Cada quien debe cuidarse
de los peligros alrededor

La impunidad en cualquiera de sus formas es la sombrilla que cobija el delito, amparando desde narcotraficantes hasta corruptos que toman dinero para apoyar legislaciones, o el policía que toma una mordida para no imponer una esquela.

Y la corrupción es como la lepra, que una vez que comienza a propagarse… aunque, a Dios gracias, ya en estos tiempos no es la terrible maldición de los tiempos bíblicos y del Medioevo.

Los jóvenes buenos en nuestro país necesitan protegerse de potenciales atropellos con constancias que certifiquen su buena conducta. Pero asimismo, esos jóvenes están en el deber de investigar a otros con quienes se reúnen o frecuentan, pues corren riesgo de que al ir juntos si uno o varios de sus acompañantes tienen nexos con delincuentes, pueden matarlos en la redada, como ha sucedido ya en esta vorágine de asesinatos y desaparecidos y frente a la cual el partido oficial no lograr hacer mucho a partir de las treguas facilitadas por Funes y otros de su pacotilla.

La civilización se hizo pieza por pieza, ladrillo por ladrillo, buenas obras tras buenas obras y eso es lo que toca a los salvadoreños de hoy que, con la ley en la mano, deben ir saneando al país de malacates, sinvergüenzas, prevaricadores y corruptos, los que la vox populi identifica y señala con el dedo.