Cayeron víctimas de su propia ceguera política y social

El paso de los socialistas del Siglo XXI en nuestra historia tiene sus nefastas consecuencias que tomará un largo rato superar: desmoralización general, la actitud violenta de tantos, como el miembro del CAM que mató a balazos a un pobre automovilista.

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Ricardo Ferreira celebra uno de los goles que Santa Tecla le anotó a Isidro Metapán en el Estadio Jorge Suárez Landaverde / Foto Por EDH - Jaime Anaya

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2018-03-08 9:22:00

“Se puede engañar a toda la gente parte del tiempo y a parte de la gente todo el tiempo, pero es imposible engañar a toda la gente todo el tiempo”, reza una frase atribuida a Lincoln y que es muy pertinente a lo que acabamos de ver en las elecciones.

Los efemelenistas posiblemente cayeron víctimas de su propia ceguera política y social, de su propaganda y del aparataje montado durante casi una década en el gobierno. Confiaban seguramente en los 40 mil contratados de la noche a la mañana durante el régimen de Funes dicen que como retribución al partido por haberle dado la combinación de la caja fuerte.

Pero el tiro les salió por la culata, pues esa sangría al bienestar nacional, sumada a cómo han explotado a la población, les costó el apoyo de una sustancial mayoría de salvadoreños.

El gran mensaje es que ya no será posible seguir suscribiendo préstamos y exprimiendo a los pobladores para que los del partido oficial se den la gran vida. O, como se escucha decir en las calles a salvadoreños de a pie, “no somos laguna para mantener lagartos”, para que viva opíparamente gente que lo único que sabe es montar griteríos en las calles.

Y una de las tareas pendientes de la venidera Legislatura es revisar el costo de viajaderas que nada aportan al país y que restan recursos a servicios públicos esenciales, los que necesitan los sectores de menor ingreso para curarse, educar a sus hijos, contar con alguna medida de seguridad personal.

Lo que no pudieron, aseveran algunos, fue legitimar su esquema con una aplastante victoria en las urnas, para, de allí, darle vueltas al tornillo hasta alcanzar “la sociedad sin clases” donde todos serán iguales pero unos más iguales que otros, como advirtió Orwell en el mundo de pesadilla de su obra “1984” en el cual “el Gran Hermano” vigila a todos todo el tiempo. Según ellos, la gente, agradecida, iba a continuar apoyándolos.

Pero cuáles son esos exitosos programas lo ignora la mayoría, que sufre en carne propia el deterioro de servicios esenciales, que vienen a ser programas imprescindibles que no puede ningún régimen descuidar. Prometer es fácil, pero dar medicinas requiere organización y recursos. Los enfermos no se curan con palabreríos sino con medicamentos reales.

Tomará generaciones superar
los odios y
vicios sembrados

“No se puede tapar el sol con un dedo” como no es posible esconder los abusos, enriquecimientos, despilfarros y corrupción ni tapar la ineficiencia de funcionarios.

El paso de los socialistas del Siglo XXI en nuestra historia tiene sus nefastas consecuencias que tomará un largo rato superar: desmoralización general, la actitud violenta de tantos, como el miembro del CAM que mató a balazos a un pobre automovilista frente a su hijo, que maten para robar, las extorsiones… esa escuela de violencia, como en el caso de la fruta descompuesta en una canasta, deja sus efectos, el más grave de todos, el del odio a otros, las envidias sociales, lo que es todavía más grave que la destrucción material.