Medidas radicales se requieren para reconstruir al país, dijo el precandidato presidencial de ARENA, Javier Simán, pues mantener los esquemas impuestos por los comunistas perpetuaría la ruina institucional, económica y social de la Nación.
La situación es similar a la que había a la salida del duartismo en 1989: el país se encontraba con sus finanzas por el suelo, altamente endeudado, con el colón devaluándose, la producción paralizada y la guerrilla destruyendo lo que estaba a su alcance.
La vida de ningún pueblo puede asentarse sobre disparates, el saqueo permanente, la corrupción y los odios de cualquier clase, se trate del odio de pandilleros contra todos, o el odio de clases que alimenta la crispación efemelenista.
Reconstruir requiere confianza, reglas claras, capital de trabajo, capacidad de funcionarios en los distintos organismos estatales.
No puede un país seguir en manos de improvisados, de camioneros corrientes, de individuos con manos ensangrentadas, con un aparato estatal donde el nepotismo ha ido llenando cargos aquí y en el exterior.
Como están las cosas, los efemelenistas toman el país como su finca, a la población como sus servidores, como amigos a la narcodictadura venezolana y a todo lo que se asocia con ella.
Es raro el día en que no salga algún funcionario externando una nueva o gastada ocurrencia, que de monumentales son monumentales, la última de ellas lo de elegir a los magistrados por voto popular, como si el conocimiento jurídico fuera un maquillaje que se aplica según la circunstancia, en este caso convertir en juristas a empleados o subordinados del oficialismo.
¿Dónde comenzar a desmantelar la maraña de abusos y tonterías que han ido levantando los efemelenistas en esta década perdida que ha generado una cárcava gigantesca en medio de la civilidad?
Hay que comenzar por simplificar trámites, como se propuso en una ley vetada por el presidente Sánchez Cerén.
Complicar y enturbiar las cosas es equivalente al dicho de que “en río revuelto, ganancia de pescadores”, los que pescan billetes que flotan y se los meten a la bolsa…
Lo procedente es ir una a una con las decisiones que tomó primero Funes (el que corrió a asilarse en Nicaragua), ir abuso tras abuso, estupidez tras estupidez, ir tras su maña de cargar “al Estado” sus viajaderas y francachelas.
El rescate está en tus manos:
vota contra los amigos de lo ajeno
En estos momentos más de ciento cincuenta mil personas, jóvenes en su mayor parte, se suman al ejército de desempleados o subempleados, suma que dadas las torpezas de los socialistas del Siglo XXI irá elevándose rápidamente con el paso de los meses.
Cada puesto de trabajo que se crea requiere una significativa inversión de dinero, pero con el desvalijamiento permanente simplemente no está allí a la mano.
El remedio, el inicio del rescate está en el voto sensato en las venideras elecciones, en el voto de cada ciudadano, de los amigos y de los parientes que lleve a votar.
A votar contra los amigos de lo ajeno.