Traición a la Patria sería nombrar magistrados obedientes a partidos

Si impartir justicia es “dar a cada quien lo suyo”, cuando los jueces están parcializados lo que se da a unos y se da a otros depende de los vínculos que estos funcionarios tengan con el grupo en el poder.

descripción de la imagen

Por

2018-02-20 7:52:37

Traición a la Patria sería nombrar como magistrados de la Corte Suprema y como jueces en general, a abogados con vínculos partidistas, según lo expresado por el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas.

Esto a propósito de la insistencia de grupos de abogados de llevar como candidatos a magistrados a colegas que la Sala de lo Constitucional separó de cargos de impartir justicia electoral por atribuírsele ataduras con el partido de gobierno u otros que están subordinados al oficialismo por ser funcionarios del mismo.

Si impartir justicia es “dar a cada quien lo suyo”, cuando los jueces están parcializados lo que se da a unos y se da a otros depende de los vínculos que estos funcionarios tengan con el grupo en el poder, sobre todo en lo tocante a los enriquecimientos o de mafiosos: o se les facilita la fuga o se les condena y persigue.

Sin embargo, las expropiaciones de bienes mal habidos a personajes en el pasado vinculados con la oposición contrastan groseramente con los tratos para Funes, que vive suntuosamente en Managua sin que se indague el origen de los fondos que hacen tal cosa posible, pues inclusive arrastran los pies en cuanto a determinar los vínculos con Odebrecht.

El eventual nombramiento de magistrados obedientes a partidos, algunos de ellos cretinizados e indecenteados en aulas universitarias, pone a los salvadoreños en peligro de caer en manos de “prevaricadores natos”, individuos que no llegarían a impartir justicia sino a cumplir consignas, como sucede en Cuba, en la narcodictadura venezolana y en Nicaragua, donde los fallos son previamente consultados con Ortega.

En el reino de Patones, un enclave montañoso viejo en miles de años de la provincia de Madrid, refugio de cristianos y godos durante la invasión y ocupación sarracena, los habitantes eligieron al mejor entre ellos para nombrarlo rey, darle cargo vitalicio y además linaje hereditario. Y al día de hoy se habla de dos reyes en España: Su Majestad Felipe VI de Borbón y Grecia y el Rey de Patones, que desde hace muchos siglos dispensa justicia y rige la comarca basándose en la natural razón, en fallos ajustados a la razón y a la implícita moral.

Pero no sería el caso con individuos nombrados jueces a dedo, “orgánicos” del partido oficial y, por tanto, sin capacidad de actuar por sí mismos.

Se hace justicia con la buena razón
dando a cada quien lo suyo

Al juez prevaricador, que tomó dinero para fallar a favor de una de las partes en un juicio, Cambises, Rey de Persia, mandó desollarlo vivo; su hijo fue juez e impartía justicia sentado sobre el pellejo del padre.

Nadie está pidiendo que a esos candidatos politizados les arranquen el pellejo, sino simplemente que no los nombren ni como jueces ni como magistrados.

Los totalitarios siempre sueñan con hacerse con el poder absoluto y manipular la vida de la gente, como los Castro en Cuba. Pero de suceder tal cosa, nuestro país además de sumirse en la barbarie caería en la hambruna, pues estaría en manos de individuos que no tocan nada sin derrumbarlo y que solo los mueve la violencia.

Ningún país, ni el mundo, puede operar sin reglas claras, lógicas y básicamente permanentes. Lo que puede sobrevenir nos haría caer de inmediato a lo que sucedió durante la época de la junta en los 80 con los desvaríos de los golpistas hasta hundirnos en una tragedia igual o peor a la venezolana: la gente forzada a comer basura y a escapar de su país a como dé lugar.