Alexei Navalny sentencia a Putin

Al opositor le espera un duro encierro en un campo de trabajos forzados situado en una región remota. Es su Gulag en la Rusia de hoy. Al conocer el fallo sus palabras fueron contundentes: “Por mucho que Putin pretenda ser un gran geopolítico, su principal amargura es que pasará a la historia como un envenenador”

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Por Gina Montaner

2021-02-07 11:48:56

Vladimir Putin está habituado a ser el hombre fuerte que consigue reducir, e incluso eliminar, a sus adversarios. Posiblemente es una de las características del gobernante ruso que más admiraba Donald Trump cuando ocupaba la Casa Blanca: llevar hasta las ultimas consecuencias el ejercicio del poder de modo autoritario y sin tener que rendir cuentas a nadie.
Pero a Putin se le tuercen los planes de perpetuarse en el Kremlin a pesar de haber impulsado leyes que propician su condición de jefe de Estado vitalicio. Desde hace más de una década el opositor Alexei Navalny se enfrenta a su poderosa maquinaria, y a pesar de las maniobras que llevan a cabo la policía política y el tenebroso servicio de inteligencia (GRU), el reconocido disidente hasta ahora ha conseguido sortear el campo minado que supone enfrentarse al todopoderoso presidente.
En 2018 se presentó a las elecciones presidenciales pero Putin, temeroso de la trayectoria ascendente de un opositor que cada vez cuenta con más seguidores, vetó su candidatura y lo inhabilitó por supuesta malversación de fondos. Hace más de diez años Navalny comenzó a denunciar la corrupción del gobierno y desde entonces ha entrado y salido de prisión en medio de un acoso constante a él y su familia. Sin ir más lejos, este verano, durante un vuelo que tomó en Siberia, el disidente se sintió indispuesto, producto, tal y como se comprobó luego, de un envenenamiento por Novichok. Junto al polonio 210, se trata de una de las sustancias preferidas del aparato de inteligencia para quitar de en medio a los desafectos del régimen.
Desde un hospital en Alemania donde Navalny fue atendido mientras permanecía en coma, los médicos informaron de que había “pruebas inequívocas“ de envenenamiento. Tal vez Putin llegó a pensar que su adversario no retornaría a la boca del lobo, pero se equivocó. El activista volvió a Moscú rodeado de seguidores y dispuesto a presentarse en los tribunales, donde ha sido condenado a tres años y medio de cárcel por incumplir su libertad condicional. Al escuchar el veredicto desde un cubículo acristalado, Navalny dibujó un corazón en el aire dirigiendo la mirada a su afligida esposa. Su gesto sereno trasmitía un claro mensaje: no tiene pensado rendirse.
Bajo el comunismo soviético fueron muchos los disidentes que pagaron con sus vidas al enfrentarse contra el totalitarismo. El ejemplo más célebre es el de Aleksandr Sozhenitsyn, quien inmortalizó los atropellos del sistema en su obra cumbre, Archipiélago Gulag, partiendo de su propia experiencia y los testimonios de compañeros que pasaron por los campos de concentración y prisiones. El estalinismo y los remanentes del modelo comunista se diluyeron con la era de la Perestroika y el Glasnost, pero con la llegada de Putin al poder se revitalizó el autoritarismo y las corruptelas propias de un gobierno que pretende debilitar la consolidación de la democracia en Rusia. Un objetivo que desde el Kremlin también se ha procurado alcanzar en Occidente, contando con amigos como el propio ex presidente Trump, quien se benefició de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
Ahora le toca el turno a Navalny de encabezar el movimiento de resistencia contra los desmanes de Putin. Después de esta nueva condena cientos de manifestantes han tomado las calles de Moscú y de San Petersburgo. Su líder está dispuesto a llevar contra la pared a quienes lo persiguen, alcanzando una estatura internacional de la que actualmente no goza el presidente ruso.
Al opositor le espera un duro encierro en un campo de trabajos forzados situado en una región remota. Es su Gulag en la Rusia de hoy. Al conocer el fallo sus palabras fueron contundentes: “Por mucho que Putin pretenda ser un gran geopolítico, su principal amargura es que pasará a la historia como un envenenador”. Alexei Navalny ha sentenciado a Vladimir Putin. Así será recordado. [©FIRMAS PRESS]

Periodista/Twitter: ginamontaner