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Un día más es uno menos

El momento de inicio de nuestra vida lo sabemos. El del final, si acaso aproximar estadísticamente según la edad, los hábitos y la calidad de vida.

Por Pedro Roque
Ingeniero

Recordando este miércoles por ser el Día del Maestro a mis buenos profesores, uno de ellos, Don Oliverio Cortez de la escuela primaria, a la pregunta ¿a partir de cuándo los abuelos son viejos?, respondió que todos envejecemos desde que nacemos, pues el proceso natural en el reino animal y vegetal es nacer crecer, multiplicarse, envejecer y morir. Cada día es uno más y al mismo tiempo uno menos de vida. Nuestra estancia en la Tierra es temporal, el tiempo es lo más valioso, si se pierde no se puede recuperar y es Dios quien asigna a cada uno su tiempo de vida…


Con ese concepto seguí creciendo hasta que en el segundo año de ingeniería en Alemania recibí clases de dos eminentes profesores, doctores uno en física y otro en matemáticas. El Doctor Bretschneider, católico y fiel creyente en Dios, desde su primera clase explicó que todo lo que existe en el universo y en la Tierra está gobernado por Dios, como poder superior, omnipotente y omnipresente.


El Dr. Jakovi, el otro profesor, nos dijo en su primera clase que era ateo y en sus clases de física y matemáticas nos explicó el fenómeno del Big Bang como el inicio de todo lo que existe en el universo y la Tierra. Y se puede comprobar al observar el universo con los telescopios más potentes que el equilibrio se mantiene gracias a inmensas fuerzas de atracción y repulsión.


Como estudiábamos ingeniería y no teología, entendí que tenía que abrir la mente hacia las explicaciones fundamentales de estos dos eminentes profesores. Además, en una visita KRUP en Bochum, conocimos al Planetarium donde se proyectaba en una pantalla esférica mediante una serie de proyectores la inmensidad el universo que nos rodea.


En lo que coincidían los dos profesores era en el concepto del tiempo, desde los nanosegundos hasta el infinito y en qué los movimientos de todos los astros, galaxias y agujeros negros se mueven en el espacio y en el tiempo. Nuevamente es el tiempo, tanto si se cree en Dios como si es ateo, el factor común que determina la duración de los ciclos y de la vida de los seres que nacemos, crecemos, nos multiplicamos y morimos.


El momento de inicio de nuestra vida lo sabemos. El del final, si acaso aproximar estadísticamente según la edad, los hábitos y la calidad de vida.


Así las cosas, como nadie sabe el tiempo que le falta por vivir, lo que tenga en mente hacer, hágalo pronto, si es posible hoy, hoy mismo. Si está enfermo cúrese pronto y disfrute la vida, pues nadie le puede asegurar si mañana despertará.


En lo político, en lo social y familiar, en todo lo que hacemos el tiempo es limitado, soñar es el principio de todos los proyectos, pero si sus sueños se quedan en sueños, será un soñador más en el cementerio. Y con los riesgos en que nos movemos y las tantas cosas fuera del control de cada uno, desde el tráfico agresivo (el miércoles en 20 kms. vi 3 accidentes), la complejidad del entorno, hasta lo que puede suceder en una tercera guerra mundial, no posponga más sus cosas, aludiendo a que no es el mejor momento. Creo que lo que debemos hacer es más bien definir, “si queremos o no queremos” hacer las cosas, en lugar de pensar si es o no el momento oportuno para hacerlo y decidir posponerlo. El tiempo no se puede estirar, nuestra estancia aquí es temporal y cada día es uno más y uno menos.


El Día del Maestro hice mi lista de todos las maestras y maestros para recordar y agradecer sus enseñanzas. Haga la suya y agradézcales lo que le enseñaron.

Ingeniero/Pedroroque.net

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