Ustedes, los jóvenes

Pronto, muy pronto, me encontraré con mis compañeros que se adelantaron en el camino: les daré la buena nueva de que en El Salvador florece una juventud “republicana, democrática y representativa” que lucha por conquistar en el mundo la justa posición que en rigor le corresponde.

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Por René Fortín Magaña

2020-01-18 10:15:16

Es cierto, queridos jóvenes, que de tanto usarla indebidamente, la “democracia” está desprestigiada. Hasta Castro la usaba, Maduro la usa, Morales, Ortega y Correa todos, según ellos, son demócratas porque se apoyan en el pueblo y lo adulan con toda clase de prestaciones. En esta acepción la democracia no es más que populismo, concepto deletéreo precisamente contrario a la democracia, la cual nosotros, los viejos, defendimos y defendemos.

Hay tres clases de democracia: directa, participativa y representativa. Las tres lo son teóricamente, basándose en Rousseau, porque ciertamente, según el contrato social, el poder emana del pueblo y no de sector alguno. No lo son las dos primeras por ser, en la práctica, excluyentes de grandes capas sociales a las que tienen declarada la guerra, rompiendo la integridad del principal elemento del Estado. Para ellos, el pueblo es la dócil franja social “protegida” cuya mentalidad está necesariamente uniformada, según afirma Gustave Le Bón en su “Psicología de las masas”, dispuestas, en cualquier ocasión, a decir sí, sí, sí a la voz de mando del caudillo.

La “democracia” participativa es la que se activa a la medida de lo referendos o plebiscitos, organizados ad-hoc por el dictador. Martínez los usó varias veces. Es indiferentes, para ellos, que el resultado sea favorable o desfavorable. De cualquier modo, se ufanan de apegarse al resultado que “siempre los apoya”, actuando a capricho si les son desfavorables, como el caso de Evo Morales.

La democracia representativa es cosa seria; y sólo se expresa de una manera, la única: el Estado de Derecho, derivado de las instituciones formales basándose no sólo en Rousseau sino también en Montesquieu, los dos en fructífera armonía progresista.

¿Qué queremos para el futuro? ¿Un dictador? ¿Un mago de los engaños electorales que producen resultados a la medida? ¿O que un país extranjero intervenga en el nuestro como en los Estados Unidos de América?
Queremos un primer magistrado, un primer mandatario, no mandante, un Presidente que sirva al pueblo y no que se sirva de él como en los obscenos casos que tenemos a la vista y en la cárcel. Esto nos exige un monitoreo constante.
Esa tal “democracia representativa”, dicen sus adversarios, promueve los privilegios, desplaza a la gran mayoría popular, y protege a la oligarquía. ¿Es cierto eso? No. Por las siguientes razones: a) En principio, dije, el poder emana del pueblo integro, es decir, mayorías y minoría es la base del sistema, y no se puede actuar contra ella en forma arbitraria. Un Tribunal Electoral legítimo y eficaz confrontará el patrón electoral con los electores y controlará el proceso. Por eso es tan importante la Institución del sufragio universal b) Las políticas públicas no pueden ser dictadas técnicamente por la totalidad del pueblo. Para eso existe un gobierno. Son ineptos, pues, los referendos y los plebiscitos, salvo rarísimas y necesarias excepciones especificadas en nuestra Constitución Art. 89. Sobre la base de una buena organización y control de los partidos políticos, ¡tan necesarios!, se filtrará la gente que llegue al poder.

Que no puede ser cualquiera. Debe ser la flor y nata de nuestra sociedad. Es decir: los mejores ciudadanos, no los aprovechados, sin pena, del Fisco Nacional. El remedio es el Estado Democrático Constitucional de Derecho que todos anhelamos y que nos obliga a luchar por conseguirlo.

Queridos jóvenes: ese modelo, el democrático representativo, no lo pudimos conquistar en su plenitud los viejos. Pero los de aquella generación se fueron y nos iremos con la confianza de que ustedes, los jóvenes, harán lo que nosotros no pudimos lograr. Por todos los rumbos del país, veremos a los jóvenes alzando la bandera azul y blanco que representa las virtudes nacionales. Que hermoso sería que nuestro Presidente pudiera hablar en la ONU a nombre de la Federación Centroamericana en vez de hacerlo por el Pulgarcito de América.

Los vemos a ustedes funcionando a todo vapor con las mejores instituciones, orgullosos de presentarse ante el mundo por sus logros y conquistas sociales, haciendo lo que a nosotros nos resultó imposible: “Libertad, Igualdad, Fraternidad” que siguen siendo una tarea pendiente.
Pronto, muy pronto, me encontraré con mis compañeros que se adelantaron en el camino: les daré la buena nueva de que en El Salvador florece una juventud “republicana, democrática y representativa” que lucha por conquistar en el mundo la justa posición que en rigor le corresponde.

Abogado, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia.