Urge renovar la institucionalidad cafetalera

Es urgente la creación de una nueva institucionalidad cafetalera, que coordine las labores de investigación y desarrollo para encontrar variedades de café que sean más productivas y resistentes a las enfermedades provocadas por la variabilidad climática y que sean de una calidad que satisfaga la demanda del mercado internacional.

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Roberto Hernández con su medalla de oro tras ganar la final del Tiro con Arco compuesto en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Foto EDH / Cortesía COES

Por Ricardo Esmahan

2019-08-14 6:54:42

Una de las principales críticas sobre el abordaje de la problemática de la caficultura se centra en la ausencia de una política real por parte del Gobierno para resolver la baja producción. Desde que el gobierno de Mauricio Funes dejó en abandono la Fundación Salvadoreña para Investigación del Café (PROCAFE), los caficultores, especialmente los pequeños productores, han carecido de los programas de investigación necesarios para prevenir y combatir riesgos y enfermedades del parque cafetalero.

Y es que, por cuestiones políticas ajenas a la caficultura, desde el año 2011 PROCAFE carece de asignación de fondos de la contribución especial que aportan los productores, canalizados por el Consejo Salvadoreño del Café, con lo cual se ha deteriorado totalmente sus finanzas, al grado de no poder honrar el pago de sus deudas y continuar con sus programas de investigación científica, transferencia de tecnologías, divulgación de datos estadísticos y capacitación.

Haciendo un poco de historia, PROCAFE fue creado en 1990 con el propósito de favorecer el desarrollo y sostenimiento integral de la caficultura mediante la investigación, la transferencia y la prestación de servicios tecnológicos especializados para facilitar conocimientos y su aplicación para preservar la calidad del grano; incrementar la productividad y la rentabilidad de los sistemas del cultivo del cafeto con criterios de sostenibilidad y preservación del medio ambiente, actividad que es necesaria apoyar con recursos económicos que favorezcan a los productores de café del país.

Para el funcionamiento de PROCAFE, por ley se estableció una contribución especial de cincuenta centavos de dólar por cada quintal de café oro entregado por el productor y liquidado, ya sea por el tostador, el beneficiador o el exportador, por lo que el Estado logró recaudar fondos destinados a la caficultura, los que actualmente se encuentran depositados en la cuenta de Contribución Especial – Consejo Salvadoreño del Café, de Fondos Ajenos en Custodia del Ministerio de Hacienda. A la fecha hay una cantidad importante de dinero resultante de esta recaudación, por lo que es necesario emitir disposiciones transitorias necesarias en la Asamblea Legislativa, con el fin de cumplir los objetivos y saldar las deudas pendientes de PROCAFE.

La urgencia de esa medida es que se ha detectado un brote de broca en el parque cafetalero que requiere de atención y recursos que están, supuestamente, en custodia en el Ministerio de Hacienda.

Recordemos que todos los retos de la producción del café se pueden superar a través de la ciencia y el comprender los impactos del cambio climático, algo básico para la competitividad del café salvadoreño. Hay que recordar que la producción cafetalera en El Salvador ya obtuvo los rendimientos más altos en América Latina y uno de los más altos del mundo. La reducción drástica de la actividad cafetalera ha sido consecuencia de factores estructurales relacionados con el clima de inversión y la percepción de riesgos de los actores de la cadena productiva del café. La innovación tecnológica nos puede llevar a una rentabilidad más alta, pero para impulsar esta innovación es necesario comprometernos con un proceso de aprendizaje y educación. Invertir en el futuro científico.

Es urgente la creación de una nueva institucionalidad cafetalera, que coordine las labores de investigación y desarrollo para encontrar variedades de café que sean más productivas y resistentes a las enfermedades provocadas por la variabilidad climática y que sean de una calidad que satisfaga la demanda del mercado internacional. Que además desarrolle programas de capacitación para los productores, especialmente para los pequeños, para que puedan hacer un mejor manejo de las cuencas, flora y fauna de los cafetales, y de las nuevas especies que estén cultivando para incrementar la productividad de sus cafetales.

Exministro de Economía