Crisis de nervios en el Mediterráneo

Este juego turbio en el Mediterráneo obliga a los europeos a ser cuidadosos, por no decir estar en alerta.

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Paolo Lüers

Por Pascal Drouhaud

2020-09-19 6:11:12

El mar Mediterráneo se ha vuelto desde varias semanas en un espacio de duelo entre Turquía y Francia, con Europa y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el fondo de la pantalla.
Las tensiones han sido confirmadas por la decisión de Grecia, a través el primer ministro Kyriados Mitsotakis, de comprar a Francia 18 aviones de combate tipo “Rafale” de última generación. También Grecia adquiere 4 helicópteros multidimensiones MH-60R / Sikorsky, torpedos y misiles y moderniza fragatas alemanes “Meko”, tanto para reforzar su potencial militar como buscando reequilibrio defensivo frente a Turquía.
Grecia está preocupada por las maniobras de su vecino turco, quien, a raíz de una campaña de exploración marítima de reservas de gas, incendió las relaciones entre varios países de una parte del Mediterráneo.
La alerta empezó cuando en noviembre de 2019, Turquía y sus aliados de Trípoli, en Libia, decidieron firmar un convenio creando una zona económica exclusiva que incluye varias islas griegas, entre ellas Creta. Desde agosto pasado, Turquía envió un barco de exploración submarina, el Oruc Reis, al Mediterráneo oriental, acompañado de varios barcos militares. Se trata de una búsqueda de hidrocarburos que, por cierto, lleva sobre una meta energética importante: se trata de definir la soberanía del espacio marino que contiene reservas de gas estimadas a más de 3000 billones de metros cúbicos. Pero la tensión entre ambos países pone en relieve la delimitación de las zonas económicas establecidas por la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar, tanto como el derecho que otorga las reglas de soberanía nacional sobre el espacio marítimo. En esta parte del Mediterráneo, las centenas de islas reducen el espacio entre los dos países, para que se pueda aplicar como tal, las reglas de los acuerdos, dentro de los cuales las del Tratado de Montego Bay de 1982 sobre las zonas económicas. Estas fricciones se refieren a las tensiones históricas entre los dos países y largamente reactivadas por la carrera por los recursos energéticos iniciada por las reservas de gas que han sido descubiertas.
Ahora bien, el juego turco puso en relieve disensiones fuertes en la región: reivindicando zonas económicas exclusivas en el Mediterráneo oriental, Ankara que no firmó el Tratado de Montego Bay afirma sentirse libre de actuar por sus intereses nacionales. Actuando así, se puso en marcha un mecanismo de alianzas y una lógica de disuasión: Grecia recibió el apoyo de Chipre, Italia y de Francia, que tiene barcos militares repartidos en el Mediterráneo. Por su parte, Turquía y Libia constituyeron un eje nuevo, haciendo revelar a los europeos, preguntas a lo mejor, preocupaciones por lo menos, en materia de seguridad regional : que pasara si la influencia de Turquía le permite ganar a mediano plazo, una influencia fuerte en Libia ? El gran semanal francés, París Match a través de un reportaje exclusivo del gran reportero Regis Le Sommier, acaba de revelar la presencia de mercenarios sirios formados por Turquía en Libia. Escándalo regional en perspectiva, mientras Francia y sus aliados africanos en el Sahel sienten una amenaza sobre sus posiciones en esta región actualmente con focos de guerra.
Es decir, este juego turbio en el Mediterráneo obliga a los europeos a ser cuidadosos, por no decir estar en alerta. Para complicar el esquema, Turquía es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN/ NATO tal como los países europeos, empezando con Grecia y Francia. Es la razón es tan difícil para Francia hoy en día: llevar Turquía a ser condenada por los demás miembros de la OTAN. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, considera que la presencia de Turquía en la OTAN permite “evitar una escalada irreparable”, mientras son 8, los países sobre los 30 miembros del Tratado en haber apoyado la demanda de investigación después del incidente contra un barco militar francés en agosto pasado.
La Unión Europea no tiene una posición común, sino posturas diferentes entre un bloque de países de Europa del Sur, alertados, mientras otros, como Alemania que tiene una relación compleja con Turquía, queda muy prudente. La canciller Angela Merkel, no quiere que se repite la crisis de 2015 cuando Turquía abrió sus fronteras a centenas de miles de refugiados y migrantes que llegaron en Alemania, provocando convulsiones políticas desde entonces.
Aunque desde pocos días, parecemos estar en una lógica de “desescalada”, un esquema estratégico se ha establecido : Francia ha desplegado dos aviones de combate “Rafale” y dos barcos de guerra, “La Fayette” y el barco lleva-helicópteros “Le Tonnerre” para apoyar Grecia, en esta parte del Mediterráneo.
Todos están en la expectativa del próximo consejo europeo de los 24 y 25 de septiembre próximo: se abordará el tema de las sanciones que podrían llevar sobre personas tanto como sobre aspectos económicos como la utilización de puertos, para hacer presión sobre Turquía, manifestándole límites. ¿Serán suficientes para que evitar una escalada en el Mediterráneo? Las próximas semanas serán determinantes para que se pueda definir el mapa estratégico de una región que nuevamente, ha vuelta zona de tensiones.

Politólogo francés, presidente de LATFRAN.