El covid no sólo ha traído nuevas realidades a nivel sanitario, social o laboral, también lo ha hecho de cara a los procesos migratorios, y entre éstos, sobre todo la visa de turista está teniendo variaciones procedimentales en su manejo. Si bien el esquema como tal del visado, es decir, los requisitos para calificar a la visa o los costos se mantienen, en cuanto al procesamiento y a la hora de viajar hay varios cambios, producto, claro, de la realidad práctica que vivimos.
Para comenzar, algo que a las personas les cuesta creer es la distancia que existe hoy en día entre el momento que se hace la solicitud y la fecha asignada para la cita de entrevista; me refiero a las aplicaciones por primera vez o re aplicación, que requieren como parte del proceso una entrevista al solicitante, el cual está demorando hoy en día un promedio de 10 a 12 meses.
Hasta cierto punto hay razón, pues estábamos acostumbrados a programar citas e ir a entrevista en un lapso de un par de semanas o máximo uno o dos meses -claro, previo al covid-, pero con el cierre que hubo de la Embajada durante el confinamiento, más el retraso en la atención de entrevistas personalizadas por las medidas sanitarias y la postergación de citas ya existentes, la espera se fue haciendo más larga.
Pero esa es la realidad hoy en día para el solicitante de visa de turista: un promedio de 10 meses a un año para presentarse a entrevista. Como yo prefiero ver el vaso medio lleno, sugiero a los solicitantes tomar esta espera como punto a su favor, ya que les permite mejorar condiciones, reforzar aspectos y prepararse de mejor manera para la entrevista.
Los procesos relacionados con la visa de turista que no requieren entrevista se mantienen exentos de espera; hablamos de renovaciones de visa (de 10 años), aplicaciones de adultos mayores de 80 años o de menores de 14 años cuyos padres posean visas vigentes, claro, siempre y cuando se cumplan los requisitos; caso contrario pasan a proceso regular (con entrevista).
El solicitante de visado de turista, por primera vez o re-aplicación debe hacerse a la idea de que el proceso hoy en día toma más tiempo y debe prever con anticipación los preparativos de su viaje. Las opciones existentes son: tomar el espacio de cupo disponible -en este momento para junio del próximo año- y asistir, a menos que se habilitaran fechas previas y se pudiera adelantar dicha cita, pero esto no está sucediendo, por lo que lo mejor es tomar la fecha habilitada, tener paciencia y entender que desde el covid ya nada es como antes, y que también aplica para los procesos migratorios.
Caso contrario, seguirá esperando que los tiempos se reduzcan mientras el calendario sigue avanzando; cuando se decida, le tocará una fecha más lejana a la del momento que dejó pasar.
Otra situación que de suceder no debe extrañarnos es la cancelación de la cita. A varios solicitantes les ha tocado que ya con cita próxima les han contactado de la Embajada para cancelarla. La gente se preocupa, pero no es nada malo; si esto le llegase a suceder a usted, tranquilo, únicamente debe reprogramar su cita de entrevista para otro día. Hay ocasiones en las que ellos mismos le darán la nueva fecha.
Ya a la hora de viajar, no se sorprenda si no le estampan su ingreso en el pasaporte, prácticamente se ha eliminado el poner sello de entrada y las fechas de autorización de estadía. No es olvido del agente de Inmigración, ahora se hace de manera electrónica. En caso usted necesite corroborar el tiempo que le han autorizado, puede descargarlo de la plataforma electrónica de Inmigración.
Directora
COIMSAL Asesoría Migratoria
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