Turismo en vacaciones

Se espera que la presente administración continúe con programas ambiciosos para incentivar esta mina de oro, ya que el desarrollo del turismo local es la llave para que se extienda entre los extranjeros.

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Foto EFE

Por Teresa Guevara de López

2019-08-11 6:21:32

Las recientes vacaciones de agosto demostraron que el aumento del turismo local es una realidad, gracias a los programas “Pueblos Vivos” y “Un Pueblo, un Producto”, lo que hizo que muchos salvadoreños se atrevieran a abrir pequeños restaurantes, hostales y hoteles en muchos pueblos de nuestra geografía que antes parecían olvidados, ante la falta de una oferta gastronómica y un sitio agradable para descansar. Se espera que la presente administración continúe con programas ambiciosos para incentivar esta mina de oro, ya que el desarrollo del turismo local es la llave para que se extienda entre los extranjeros.

Sin embargo, este rubro que genera importantes ingresos para tantos salvadoreños necesita de regulaciones especiales que son una responsabilidad, no solo del Gobierno Central, sino también de los respectivos municipios, en la medida en que se incremente el número de visitantes. Una de las zonas más favorecidas con el turismo es la Ruta de las Flores, donde el clima y el paisaje entusiasman a los visitantes de esas montañas que albergan Juayúa, Nahuizalco, Salcoatitán, Apaneca y Ataco. Pero lamentablemente el aumento de visitantes no ha obligado a las autoridades a tomar las medidas de ordenamiento que permitan una estadía más agradable.

Juayúa estrenó su Festival Gastronómico que hizo que la cantidad de turistas aumentara de inmediato, para disfrutar de los diferentes puestos de comida alrededor del parque, decorados con bellas canastas de flores. Pero en los últimos años un crecimiento desordenado ha convertido muchas calles de la ciudad en mercados al aire libre, con ventas de todo tipo que además generan grandes promontorios de basura.

Ataco es la ciudad que recibe el mayor número de visitantes de diversas nacionalidades que de día y de noche circulan por sus encantadoras calles empedradas. Pero ha habido poco interés en ordenar las calles para beneficio de los turistas. La mayoría de las aceras están ocupadas por mesas y sillas de los negocios de comida o por despliegue de mercadería, que incluso invade parte de la calle con maniquíes presentando variados estilos de ropa, sombreros y zapatos disponibles, más los rótulos indicando atractivas ofertas, de manera que el pequeño espacio de la calle, queda para que circulen peatones y vehículos. Y aunque son pocas las arterias con sentido único, se permite el estacionamiento a ambos lados de la calle.

Apaneca, que con una altura similar a la de la Antigua Guatemala, se considera la ciudad con mayor altura en la zona, ha tenido un despertar turístico más lento pero que en los últimos años ha visto nuevos negocios en que destacan los viveros con su colorida oferta de flores y plantas para todos los gustos, así como su famoso café, las quesadillas y fresas que son parte importante de su oferta gastronómica. Esto ha generado la apertura de restaurantes, hostales para los mochileros que solo piden “bed & breakfast” hasta nuevos hoteles. Pero de igual manera, urge un ordenamiento vehicular, ya que la novedad del laberinto obliga a que los carros y buses se estacionen a ambos lados de la carretera, con peligro de los visitantes.

El turismo es una fuente inagotable de riqueza, pero su crecimiento exige un serio ordenamiento, especialmente en tiempos de vacaciones o de fiestas especiales, como la de los Farolitos que se celebrará el sábado 7 de septiembre y que atrae gran cantidad de visitantes para conmemorar, desde la víspera, el Nacimiento de la Virgen María.

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