Triángulo Norte: ¿de crisis a oportunidad?

De cara al futuro, Runde y Schneider ven que el Triángulo Norte requerirá de crecimiento económico, gobiernos eficientes y progreso social donde deberá el sector privado jugar un rol vital.

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Por Eduardo Torres

2019-05-14 7:49:04

Durante las fechas en que realizó Nayib Bukele su segundo viaje a Washington en calidad de presidente electo de nuestro país, esta vez en compañía de su Canciller designada Alexandra Hill, los académicos Daniel F. Runde y Mark L. Schneider presentaron en el prestigioso Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) un estudio titulado “¿Un nuevo contrato social para el Triángulo Norte?”. Varios son los estudios emanados de estos centros de pensamiento durante los últimos años, ante el creciente deterioro de Guatemala, El Salvador y Honduras, con propuestas que van desde la creación de una especie de “Plan Colombia” hasta el “nuevo contrato social” del estudio en mención.

“Anémico crecimiento económico, altos índices de violencia e insuficientes puestos de trabajo en la economía formal”, dicen los autores del estudio, han trasladado crisis locales a internacionales como sucedió con el masivo ingreso a los Estados Unidos de menores sin ser acompañados por adultos durante el verano de 2014, así como la sostenida crisis migratoria en la frontera Estados Unidos-México. Los académicos Runde y Schneider critican el rol de los Estados Unidos en nuestros países, ya que si bien se proporciona ayuda a la región, el mayor énfasis en los tres países se da cuando hay una situación de crisis. Una vez disminuye, dirigen los Estados Unidos su atención hacia cualquier otro lugar.

La migración masiva del Triángulo Norte hacia los Estados Unidos, dicen los académicos del CSIS, se reducirá de manera importante cuando: 1- se duplique el PIB per capita, de un poco abajo de $4,000 al año como está en la actualidad a $8,000; 2- se reduzca significativamente el crimen transnacional, el tráfico de drogas y las actividades violentas de las pandillas; y, 3- se establezca un nuevo contrato social que le permita a los ciudadanos satisfacción en sus necesidades básicas tales como la disponibilidad de empleos, educación acorde para ser competitivos en el mercado laboral, eficientes servicios de salud y una infraestructura adecuada.

Otra de las causas de la crisis en nuestros países, sostienen los autores del estudio, es la debilidad de nuestras estructuras de gobierno con sus altos niveles de corrupción. “La corrupción en estos tres países”, sostienen, “debilita la confianza en el gobierno con la desviación de fondos públicos hacia bolsillos privados. Recientemente, ex presidentes, ministros y representantes electos han sido encarcelados o enjuiciados gracias a la presión de la sociedad civil y el apoyo externo hacia los fiscales”. Hay poco consenso político, añaden, y una perceptible falta de presencia estatal en muchas partes de sus territorios, en especial en términos de instituciones judiciales.

De cara al futuro, Runde y Schneider ven que el Triángulo Norte requerirá de crecimiento económico, gobiernos eficientes y progreso social donde deberá el sector privado jugar un rol vital. Tras una serie de reformas económicas, de desarrollo, reformas políticas y de seguridad, los resultados llegarán en diez a quince años con el compromiso y la focalización de los Estados Unidos en programas como la Alianza para la Prosperidad, que se encuentra en marcha. Pero se podrán ir viendo avances. Quien escribe ve oportunidad más allá de la crisis existente debido al cambio de rumbo que del Sur hacia el Norte estamos viviendo en El Salvador. Hasta la vista Maduro, Ortega y compañía.

Estando Guatemala como está y siendo impredecible quién llegará a la presidencia en las próximas semanas, así como la situación que se vive en Honduras, el estar quitándonos las orejeras ideológicas que nos “solidarizaban” con lo más impresentable de la política latinoamericana, bienvenido el giro hacia el Norte, donde por siempre hemos estado, ya que por algo es Estados Unidos nuestro principal socio comercial y en su territorio vive casi una tercera parte de nuestra población. Claro que ante este escenario se vuelve oportunidad, ya que debería bastarnos para medio brillar ser sensatos ante las realidades del mundo, probos, ecuánimes y justos en el arte de gobernar.

Abogado y periodista